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Venden raspadura, mermelada de mango y pan de calabaza en zonas rurales de Granma afectadas por las lluvias
Las pérdidas materiales de la población, como aparatos electrodomésticos y colchones, no están previstas que sean solucionadas por el gobierno
La raspadura fue fabricada en pequeñas cantidades a partir de moler caña en trapiches artesanales. (Captura de pantalla: TVAgro – YouTube)
En localidades rurales del municipio granmense de Niquero, que resultaron más golpeadas por las intensas lluvias de días pasados, empresas estatales iniciaron la comercializaron de raspadura, mermelada de mango y pan de calabaza como alternativas para paliar la escasez de alimentos, que se verá acentuada con la pérdida de cultivos agrícolas anegados en agua.
De acuerdo con el diario oficialista La Demajagua, las “comidas ligeras y conservas” también involucraron puré de tomate, tamales y sal condimentada, aunque hay dificultades con los envases.
La Unidad Empresarial de Base de la Industria Alimentaria tiene en fase de pruebas el pan de calabaza, pues debido al alto precio de la hortaliza las fichas de costo del producto final se elevan mucho. En el caso de la mermelada, hay restricciones por la baja disponibilidad de azúcar.
La propia prensa oficialista reconoce que cientos de cubanos en las provincias orientales perdieron “colchones, refrigeradores, televisores, ventiladores, kit de cocina, de higiene, módulos de alimentos, depósitos para agua, juegos de sábanas y colchas cameras”. Pero el gobierno no tiene disponibilidad inmediata de esos recursos, por lo cual promete “ir reponiendo en la medida de las posibilidades”; mientras tanto, reparte raspadura y pan de calabaza.
El reciente temporal de lluvias dejó un saldo de seis personas fallecidas. Además, las inundaciones han causado daños a 237 viviendas, entre las que se contabilizan 49 derrumbes totales y 22 parciales. Las autoridades continúan evaluando los daños, pero la situación está lejos de mejorar a corto plazo.
La devastación también afectó a la agricultura, con 600 hectáreas de arroz arruinadas por las lluvias. Los campesinos intentan drenar el agua para realizar una “recolección rápida del grano”.
En solo 11 días, se superaron los promedios históricos de lluvia. Por ejemplo, en Granma precipitó el 211%, Camagüey al 165%, Las Tunas al 166% y Holguín al 128%. Quizás la única buena noticia es que el agua precipitada sirvió para aliviar la sequía y acumular el vital líquido en los embalses. En total, había 457 mil personas afectadas por la sequía, y ahora hay agua acumulada suficiente para un año, y quizás dos.
Sin embargo, las consecuencias de pasar en solo días de una sequía a una inundación se sienten en la producción de leche. Las vacas no pueden cumplir con la meta de 4.000 litros diarios para entrega a la industria. Los ganaderos argumentan que los animales han sufrido tras ser evacuados a sitios más altos huyendo de la inundación.
