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Crónica de un viaje a Cuba: Mis amigos maestros que quedan

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Crónica de un viaje a Cuba: Mis amigos maestros que quedan

Cuba es el país de los experimentos educacionales, primero los Maestros voluntarios, después los Makarenkos, el Destacamento Pedagógico………

En 1972 fui parte de un nuevo experimento educacional en la Isla. En marzo de ese año estaba en Melena del Sur en uno de los campamentos de otro de estos experimentos, la conocida escuela al campo. Allí en medio de un aula improvisada reunieron a los jóvenes militantes de la Juventud Comunista y nos obligaron a “dar el paso adelante” para formarnos como maestros.

Aquel experimento se llamó Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”. Tenía 16 años y cursaba el décimo grado de los doce que se requieren para ingresar a la universidad. La premura en este experimento tenía dos caras, una de ellas la llegada masiva de jóvenes a la enseñanza media, que pudo preverse con tiempo y la otra el regalo que Fidel debía hacer el 4 de abril de ese año, en la clausura del Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

En septiembre de ese mismo año, con una escasa preparación, estaba al frente de un aula llena de muchachos inquietos, a los que les llevaba apenas cuatro años de diferencia. En la tarde era estudiante universitario, sin tener título de preuniversitario. Hasta hoy nunca tuve ese título, simplemente la carrera universitaria se extendió siete años.

Cuando voy a La Habana siempre me reúno con algunos de mis antiguos amigos del Destacamento, ya todos estamos en la tercera edad y seguimos recordando los primeros tiempos, aun cuando nos separan 45 años de nuestro estreno como profesores. E

l peor balance que hacemos es que de mi grupo de trece integrantes, solo cuatro seguimos como profesores activos, dos en Cuba y los otros dos en el exterior. Los otros emprendieron otros rumbos, como la gastronomía, asesores en ministerios, dirigentes en otras organizaciones, taxistas y dos de ellos ya no están con nosotros.

Cuba es el país de los experimentos educacionales, primero los Maestros voluntarios, después los Makarenkos, el Destacamento Pedagógico, las Escuelas formadoras de Maestros, como la Allende, los planes integrales de formación acelerada de maestros, los famosos valientes y ahora el último de ellos, que consiste en formar como maestros a los jóvenes graduados de la secundaria.

A estos experimentos hay que agregar las becas de Miramar, Playa, el Focsa, Tarará, las escuelas al campo, las ESBEC, los IPUEC y otros más que cansaría su lectura.

No se puede negar que los resultados globales permitieron el reconocimiento mundial del sistema de educación en Cuba. Numerosos organismos internacionales así lo atestiguan, como es el caso del Banco Mundial, la Unesco entre los más destacados. Pero a nivel micro los resultados son otros.

Algunos nietos de mis amigos no acuden a un Círculo infantil, asisten a guarderías particulares, los sobrinos de mis amigos deben acudir a los repasadores para aprobar el examen de ingreso a la universidad. Los padres muchas veces tienen que colaborar con los maestros para mejorar las escuelas y gran parte de estos últimos trabajan en condiciones que no son las mejores de un sistema educacional como el cubano.

Muchos de mis antiguos colegas de trabajo se jubilaron al llegar a la edad necesaria, otros esperan con ansia ese día. Es insólito que cuando se está en la mayoría de la formación, en la plenitud de los conocimientos y experiencia prefieran ir a sus casas.

Ellos aducen que tomaron esa decisión por la escasez del transporte, las insoportables reuniones, las condiciones de trabajo, la cada vez más baja formación de los estudiantes, el bajo salario, entre otras causas.

También están aquellos profesores que emigraron y que no son cerebros robados, sino cerebros que el país perdió, por las condiciones anteriores. No se trata de pedir un esfuerzo más, es que los que quedan se están esforzando al máximo.

Nos separamos de la familia cuando más lo necesitamos, un año becado, cinco en el Destacamento, después trabajar en lugares lejanos donde estaban las ESBEC, que implicaban levantarse de noche y acostarse lo más rápido posible y después formar una familia. En mi caso, que no es ajeno al de muchos de mis colegas, viví más tiempo con mi madre cuando la visitaba cada año que cuando vivía en Cuba.

No me arrepiento de ser profesor, siempre quise ser médico, pero me impusieron esta profesión, que hoy la admiro más. Si estuviera trabajando en Cuba, estoy casi seguro que estaría pensando en jubilarme al llegar a la edad. No sería diferente a mis amigos, con los que me seguiré reuniendo en cada viaje y volveremos a contarnos las mismas historias, aunque ya el tiempo haga estragos en nuestras vidas.

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4 Comments

4 Comments

  1. Pedro Hernandez

    3 septiembre, 2017 - 2:46 PM at 2:46 PM

    Empezare por decir que no pertenezco a ese selecto grupo ,lo cual lamento .Pocas veces en las redes se leen comentarios tan sentidos ,bien redactados y sobre todo,que se ajustan a la exacta verdad. No hay expresiones extremas por parte de Carlos ,M ayrita y Luis.Los felicito ,los aplaudo y los quiero desde ya ! Gracias por haberme hecho pasar un maravilloso rato este domingo de septiembre 3 de 2017 ,vispera del Labor Day.

  2. Mayra Pineda

    2 septiembre, 2017 - 4:23 PM at 4:23 PM

    Carlos, es Mayrita, del grupo de Química del Segundo Contingente, la novia de Entique Mesa en ese entonces, el Teacher de Inglés de tu año, vivo en la Florida.
    No acostumbro a escribir ni en las redes sociales, pero tu artículo, junto con la foto que lo encabeza, me ha impactado profundamente, y me ha hecho llorar, no sólo porque lo has escrito con mucho amor, sino también porque has hecho un recuento tan vívido y verídico de todo lo que nos tocó vivir cuando éramos adolescentes, y perdimos la juventud en un sueño loco, como tantos otros que nos obligaron a participar.
    Mi único consuelo, y espero que el tuyo también, es que el Destacamento nos hizo hombres y mujeres honestos, buenos trabajadores, personas con instrucción, educación y principios morales que han sido trasmitidos a nuestros hijos, y en el escape masivo de casi todos, hacia cualquier país, nos hemos abierto camino y seguimos adelante, tristes pero orgullosos a la vez de lo que hicimos cuando casi éramos unos niños.
    Te deseo que sigas teniendo éxitos allá lejos, en Bolivia y me ha encantado saber de ti y que al igual que yo, y seguro que muchos más, seguimos con la añoranza de aquel entonces.

    • luis

      2 septiembre, 2017 - 6:17 PM at 6:17 PM

      Mayra muy conmovedoras y lindas tus palabras. hacia carlos asi es como debemos estar nuestra gente bien unida apoyandonos unos a otros siempre no importa q’ estemos distantes unos de los otros pq seguiremos siendo uno. estoy seguro q’ a mas de uno le llego pq q’ el cubano extraña lo suyo aunq’ este en el fin del mundo.. .saludos desde pennsylvania .luis

    • Carlos Bravo Reyes

      2 septiembre, 2017 - 11:34 PM at 11:34 PM

      Mayrita, pasaron 45 años pero los recuerdos quedan vigentes, las lecciones aprendidas las sintetizaste con gran sabiduría, nos hicimos personas de bien, en todos los países donde vivimos siempre nos señalan de esa manera. Tus palabras, las de Luis y los pensamientos de aquellos que leyeron el trabajo nos llenan de energía para comprender que ese casi medio siglo de distancia es lo mejor que pudo pasarnos.
      Vivimos muchos experimentos, nuestros hijos también y nuestros nietos serán objetos de otros ensayos educacionales, que todos conocemos sus resultados.
      Me llena de alegría encontrarte por esta vía, pero más me satisface que mis palabras te emocionaran tanto, como lo hicieron las tuyas.

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