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Periódico Cubano

Heredia y ‘Plantadas’

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Heredia y ‘Plantadas’

Doscientos años y aún el mar golpea nuestras piernas

Lilo Vilaplana y Irasema Otero en el Niagara junto a Heredia

Lilo Vilaplana, su esposa Irasema Otero y su hijo Camilo se han echado sobre los hombros la responsabilidad de denunciar los crímenes de la dictadura cubana. (Foto © Cortesía de Sergio de los Reyes)

Hace casi doscientos años, el 15 de junio de 1824, un joven cubano, santiaguero, de apenas veinte años, escribía el nacimiento de la isla entre las frías aguas del lejano exilio:

Mas, ¿qué en ti busca mi anhelante vista
con inútil afán? ¿Por qué no miro
alrededor de tu caverna inmensa
las palmas ¡ay! las palmas deliciosas,
que en las llanuras de mi ardiente patria
nacen del sol a la sonrisa, y crecen,
y al soplo de las brisas del Océano,
bajo un cielo purísimo se mecen?

Desterrado fue este poeta por causas políticas —estuvo implicado en la Conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar, una sociedad masónica de perfil independentista—, y vagó por Nueva York, Boston, Filadelfia, hasta asentarse en México, donde murió a los treinta y cinco años. Durante esa estancia en Norteamérica, visitó lo que él llamó el «Torrente prodigioso».

En una detallada carta del 15 de junio, le cuenta a su tío Ignacio Heredia los pormenores de su impresión:

«¡Qué noche, casi a orillas del sublime Ontario, a vista de la luna que se levantaba gloriosamente por detrás de las alturas Queenston y oyendo el ruido vago y distante de la gran catarata que traía la brisa del Sur hasta mis oídos! Ya considerarás que habiéndome dormido entre tales objetos, fueron mis sueños extraños y maravillosos. No; soñé con Cuba y con el San Juan, a las orillas del Niágara y entre las escenas más sublimes de Norteamérica».

Dos días después, le narró al mismo tío, en otra carta, más detalles de ese deslumbrante y significativo 15 de junio en que el poeta redactó su Oda al Niágara a orillas de las cataratas:

«Mis ojos se han saciado contemplando la maravilla de la creación, el espectáculo más sublime que ofrece la naturaleza salvaje sobre la tierra. […] El cielo estaba clarísimo, y sólo hacia el Sur se divisaban dos nubes que variaban a cada momento de figura, se disolvían a veces en el aire, pero a pocos segundos volvían a aparecer en el mismo sitio. Pregunté la causa de aquel fenómeno, y me dijeron que eran los vapores o rocío de las cataratas. […] El trueno profundo de las cataratas absortaba mis oídos, y el arco iris, alzado sobre el precipicio, era lo único que veía distintamente en aquella confusión espantosa».

Sin necesidad de presentación, ya sabemos que fue José María Heredia aquel exiliado cubano que hace doscientos años buscaba en vano las palmas y la cálida brisa de la isla entre los arces primaverales de Ontario y el gélido rocío del Niágara.

En septiembre de 2023, otro exiliado cubano —como si las penas de Cuba fuesen inagotables como una vertiente— también visitó estas regiones de los Grandes Lagos. Esta vez no era un poeta, sino un cineasta de conocida trayectoria y profunda responsabilidad política: Lilo Vilaplana. El motivo era la presentación, en tres ciudades canadienses —Ottawa, Montreal y Toronto—, de su última realización: Plantadas, término que se le dio a los numerosos presos y presas políticas que no transigieron ni se doblegaron ante la naciente dictadura comunista a principio de los años 60 en Cuba.

Toronto abrió sus puertas. Varios cubanos (y de otras nacionalidades) asistieron a la premiere en el Innis Town Hall Theater de la Universidad de Toronto en la noche del 24 de septiembre, no solo para ver la película, sino para ofrecer su voto de apoyo a un proyecto que merece todo el respeto del exilio cubano en cualquier ciudad del mundo.

La cinta, basada en hechos reales, narra las injusticias y los desmanes que sufrieron las mujeres cubanas durante los años 60 en el presidio político del régimen castrista. El tema es muy delicado y sumamente difícil de llevar al cine. ¿Cómo representar en dos horas años de padecimientos y horrores? Pero ya Lilo tiene experiencia en estos temas: La muerte del Gato, 2014; Leyendas del exilio, 2017; Plantados, 2021, entre otras.

Plantadas, 2023, ganadora del premio de la popularidad en el Festival Internacional de Cine de Miami y el mejor filme hecho en Miami en el Knight Made in MIA Film Award, es una película lograda y convincente, con excelentes actuaciones e impresionante fotografía. Escrita a varias manos: Ángel Santiesteban Prats, Minoska Pérez, Lilo Vilaplana. Dirigida por Lilo Vilaplana y codirigida por Camilo Vilaplana. Actuaciones: Yuliet Cruz, Rachell Vallori, Amarilys Núñez, Claudia Tomás, Alina Robert, Lili Rentería, Vivian Ruiz, Larisa Vega, Juanita Baró, Luis Manuel Álvarez, Frank Egusquiza, Ariel Texidó, Daniel Romero, Fabián Brando, Alejandro Gil, Gilberto Reyes. Fotografía: José Ovi Jiménez. Producción: Irasema Otero y Reinol Rodríguez.

La noche se hizo y el cine se llenó. Esperábamos, creo, una realización más enfocada en lo político, pero nos sorprendió una conmovedora historia de amor entre dos jóvenes que deciden arriesgarlo todo, hasta sus vidas, por rescatar las verdaderas intenciones de una lucha anterior —la de derrocar la dictadura de Batista y devolverle a Cuba su cauce democrático—, pero traicionada por la cúpula dirigente que se hace en poco tiempo, a fuerza de terror, con el poder absoluto y el fatal destino de la isla.

Lo humano y lo terrible van definiendo las escenas: familias destruidas por encarcelamientos arbitrarios y por asesinatos colectivos; amantes que, por sed de poder y miseria humana, delatan a sus parejas; militares inescrupulosos que ejecutan opositores y abusan del poder; carceleros que, por un segundo de gloria y algunos favores, disfrutan del dolor ajeno, tal vez para canalizar el propio; confidentes de alma oscura que ante la menor grieta de una compañera de celda rompen en llanto e histrionismo. La isla que se precipita hacia el abismo como un torrente de aguas turbulentas. Pero también vemos familias muy unidas a pesar de las amenazas; amigas que se ayudan mutuamente y se encargan de las más vulnerables; mujeres que no descuidan la fe y que demuestran un verdadero coraje y heroísmo ante las múltiples humillaciones de sus verdugos; amores que no los detienen los barrotes ni los años, que todo lo sufren, que todo lo esperan; ansias de libertad y de bienestar para toda una nación; esperanzas de que un día, sobre las tapias, el olvido y el exilio brille otra vez lo que se ha perdido.

El espectador no queda indiferente en la butaca, ya que la secuencia de las imágenes no deja un espacio para el bostezo. Se podrá tener una ideología diferente —todos tenemos el derecho a ser ignorantes—, pero lo que cuenta la película es de índole universal. Aquí no cabe la manida y torpe frase de: «Ah, eso es un tema muy cubano, muy de Miami». No, lo narrado allí es una amenaza cotidiana, un virus con pretensiones de pandemia. Es un toque a la puerta, un aldabonazo en el tímpano de los durmientes. Es una buena oportunidad para reflexionar sobre la triste historia de una isla que, a pesar de su radiante pasado, ha venido exportado sus desastres desde hace más de sesenta años.

Lilo Vilaplana, su hijo Camilo y su esposa Irasema Otero, con muy pocos recursos y ninguna ayuda internacional —no hay plataforma de promoción masiva que se arriesgue a tenerla en su catálogo ¿oídos sordos o mezquindad? ¿O son una las dos?—, se han echado sobre los hombros la responsabilidad de denunciar los crímenes de la dictadura izquierdista más longeva del continente; esta vez de la mano de una historia muy bien hilvanada, donde las mujeres son las protagonistas, las únicas vencedoras.

Plantadas va peregrinando de ciudad en ciudad, a veces acompañada por presas políticas de carne y hueso, como es el caso de Genoveva Canabal, una mujer que inspira respeto y admiración a todas luces, y que al final de cada presentación, en la sección de preguntas y respuestas, ofrece su testimonio desgarrador con voz tranquila, alentadora y segura.

El público de Toronto quedó satisfecho. Nunca había visto tantos cubanos juntos en mis años en esta ciudad:
«Plantadas es un convincente y desgarrador testimonio en tiempo real, en cuya amalgama se insertan la traición y las delaciones que aún hoy son desbastadoras», Agustín Rojas, pintor, grabador y dibujante cubano.

«Apartando la relevancia histórica, el filme tiene un alcance global. Puede ser de interés para una audiencia diversa porque la trama se entrelaza muy bien con la historia de amor y la acción de la fuga», Maylin Ortega Zulueta, doctora en Estudios Hispánicos.

Ante la pregunta de cuál era el propósito personal y espiritual de esta realización, Lilo contestó: «Hacer justicia histórica, dejar un testimonio de la crueldad del sistema castrista contra la mujer cubana. El hecho ha ocurrido desde el inicio del castrismo y continúa en nuestros días. Maltratan a las damas de blanco por desfilar con una flor, hay más de 100 presas políticas en las cárceles de Cuba solo por pedir libertad, por decir lo que piensa».

La sala de Innis Town Hall Theater cerró con una ovación. Todos se hallaban conmovidos al verse, de cierta manera, reflejados también en la gran pantalla, porque esta historia, a pesar de las desgastantes décadas, como dice Lilo, continúa sobre el suelo de la isla. No hay más que recordar cuántos presos y presas políticas existen hoy en las cárceles cubanas simplemente por salir a festejar la esperanza y el anhelo de libertad en una pacífica marcha el 11 de julio del 2021. Allí están encerrados todavía, haciendo su propia película del presente, porque los mismos odiadores de la libertad del pasado no desean que florezca el futuro.

Heredia. Doscientos años y aún el mar golpea nuestras piernas. Ese mar que nos salva, nos anega y amamos como a una bestiecilla iluminada.

«Siempre que hay sol, se ven los colores prismáticos dispersos aquí y allí sobre las cataratas; pero cuando el aire está seguro y el sol en ciertas posiciones, se ve completamente el arco iris, como lo he visto yo dos mañanas, empezar en el fondo de la catarata inglesa y acabar a mis pies al borde de la americana, encerrando bajo de sí toda magnífica escena.»

[…]

«Después de haber errado en los bosques eriales de Goat Island, me senté al borde de la catarata inglesa, y, mirando fijamente la caída de las aguas y la subida de los vapores, me abandoné libremente a mis meditaciones. Yo no sé qué analogía tiene aquel espectáculo solitario y agreste con mis sentimientos. Me parecía ver en aquel torrente la imagen de mis pasiones y de las borrascas de mi vida. Así como los rápidos del Niágara, hierve mi corazón en pos de la perfección ideal que en vano busco sobre la tierra. Si mis ideas, como empiezo a temerlo, no son más que quimeras brillantes, hijas del acaloramiento de mi alma buena y sensible, ¿por qué no acabo de despertar de mi sueño? ¡Oh! ¿Cuándo acabará la novela de mi vida para que empiece la realidad? Allí escribí apresuradamente los versos que incluyo y que sólo expresan débilmente una parte de mis sensaciones.»

[…]

Niágara poderoso!
¡Adiós! ¡adiós! Dentro de pocos años
ya devorado habrá la tumba fría
a tu débil cantor. ¡Duren mis versos
cual tu gloria inmortal! ¡Pueda piadoso,
viéndote algún viajero,
dar un suspiro a la memoria mía!

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1 Comment

1 Comment

  1. Daniel Fernandez

    5 octubre, 2023 - 2:02 PM at 2:02 PM

    Excelente trabajo sobre un documetal tremendo, engarzado poetica y justamente con el poeta Jose Maria de Heredia y sus palabras en verso y prosa sobre la monumental catarta del Niagar.

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