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Julio Antonio Mella: datos ocultos de su muerte

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Julio Antonio Mella: datos ocultos de su muerte

El asesinato de Mella sigue siendo un misterio sin resolver

Julio Antonio Mella

Los restos de Julio Antonio Mella, incinerados en México, llegaron a Cuba el 27 de septiembre de 1933. (Foto © Autor desconocido – Wikipedia)

La noche del 10 de enero de 1929, el líder comunista cubano Julio Antonio Mella fue asesinado en la Ciudad de México, en la esquina de Abraham González con Morelos. El episodio, oscurecido por intrigas y misterios, sigue siendo un enigma histórico con una versión oficial poco clara.

Mella caminaba junto a su novia, la fotógrafa italiana Tina Modotti, cuando fue alcanzado por dos tiros de un revólver calibre 38. La primera bala atravesó su codo izquierdo e intestino, y la segunda perforó un pulmón. En medio de la confusión, Mella fue visto por varios testigos corriendo e intentando escapar del ataque sorpresivo.

Tales hechos crearían la primera confusión. Y es que el líder moriría pasadas las 12:00 p.m. del 10 de enero, es decir, murió en los primeros minutos de la madrugada del 11 de enero.

El caso pronto se complicó. La sensual y bella Modotti fue detenida, interrogada y considerada la principal sospechosa del crimen. El juez Alfredo Pino Cámara encontró contradicciones en su testimonio, mientras Modotti alegaba un ataque sorpresa desde un auto en movimiento, algo claramente imposible.

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Tina Modotti, fotógrafa y artista italiana. (Foto incrustada con HTML © Edward Weston – Wikipedia)

Tres testigos presenciales —el panadero Luis Herberiche y los jóvenes Anacleto Rodríguez y José Flores— ofrecieron una versión diferente. Según ellos, Mella discutía animadamente con un hombre que, repentinamente, sacó un arma y disparó. El supuesto tercer hombre sería el entonces activista y militante comunista italiano Vittorio Vidali, quien usualmente portaba un revólver calibre 38.

La investigación tomó un giro inesperado cuando la policía descartó los testimonios de los tres testigos, favoreciendo la versión de Modotti. Este hecho levantó sospechas, especialmente porque Diego Rivera, un conocido pintor comunista y amigo del presidente mexicano Emilio Portes Gil, intervino a favor de la joven, quien enfrentaba una intensa hostilidad por parte de los medios de comunicación mexicanos. Estos etiquetaron el asesinato como un “crimen pasional” y expusieron públicamente documentos personales tanto de la artista como de Mella.

El 16 de enero, apenas seis días después del asesinato, el presidente mexicano emitió un decreto ordenando cerrar la investigación. La conclusión final indicaba que agentes fantasmas enviados desde La Habana por el entonces presidente Gerardo Machado, habrían sido los sicarios que pusieron fin a la vida de Mella. Sus últimas palabras, “Machado me mandó a matar. Muero por la Revolución. Tina, me muero”, también provienen de la versión sin respaldo o testigos de Modotti.

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Vittorio Vidali es señalado por los investigadores como el principal sospechoso del asesinato de Mella. (Foto incrustada con HTML © Autor desconocido – Wikipedia)

De tal manera, la “versión oficial mexicana” desviaba la atención del caso y convertía a Mella en un mártir comunista, mientras Modotti quedaba libre de sospechas, aunque su reputación quedó manchada.

En febrero de 1930, Modotti fue expulsada de México y abandonó el país con su nuevo amor, Vittorio Vidali. Después de que los gobiernos de Estados Unidos, Cuba y Holanda le negaran la entrada, viajó a través de Berlín antes de llegar a Moscú, donde se dedicó a organizar misiones de ayuda para refugiados políticos, actividad que la llevó a España en 1934, donde participó en la Guerra Civil Española en el bando comunista.

En 1939, Modotti y Vidali regresaron a México. Tina usó el alias de María hasta que, en 1940, el presidente Lázaro Cárdenas revocó su orden de expulsión.

Sin embargo, las dudas sobre el crimen de Mella persistieron y, un año más tarde, en 1941, Modotti expresó a Jesús Hernández, exministro del gobierno republicano español, su aversión hacia Vidali, implicándolo en un “crimen monstruoso”. Celia Hart, otra figura prominente, criticó la relación de Modotti con Vidali, manteniendo viva la memoria de Mella frente a la oscura figura de Vidali, quien murió en Trieste, Italia, en 1983.

La muerte de Tina Modotti, ocurrida en un taxi el 5 de enero de 1942, añadió más misterio. Aunque oficialmente fue una “congestión visceral generalizada”, se especuló sobre un envenenamiento, típico de las eliminaciones estalinistas.

El asesinato de Mella sigue siendo un misterio sin resolver. Aunque oficialmente se acusó a José Agustín López, y otros como José Magriñat y Antonio Sanabria fueron considerados sospechosos, el caso nunca se aclaró completamente. Magriñat, curiosamente, fue asesinado en Cuba en 1933.

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Llegada de las cenizas de Mella a La Habana. (Foto incrustada con HTML © Autor desconocido – TV Santiago)

Los restos de Mella, incinerados en México, llegaron a Cuba el 27 de septiembre de 1933 con la intención de depositarlos dos días después al pie de un monumento en el Parque de la Fraternidad.

Durante el funeral, tropas militares de Fulgencio Batista irrumpieron en el lugar para disolver el acto, pero no lograron encontrar las cenizas. Desconocían que una mujer embarazada, a quien se toparon en las escaleras, las ocultaba entre sus ropas. El saldo de ese día fue de 30 personas muertas, entre ellas, el niño Paquito González, así como 100 heridos.

Los restos de Mella fueron escondidos en una vivienda de la calle Lamparilla hasta que, en 1935, Juan Marinello se encargó de ellos. Durante el régimen de Batista, se guardaron en casa del juez Antonio Barreras, pero ante los juicios que este llevaba a cabo contra miembros del gobierno, tuvieron que ser trasladados al hogar de una pariente distante del poeta y ensayista.

Luego de 1959, las cenizas volvieron a la residencia de Marinello, quien, en 1967, las entregó al entonces comandante Raúl Castro. El 10 de enero de 1976, fueron depositadas en el mausoleo frente a la Universidad de La Habana y, por conveniencia ideológica, en la historia apócrifa de la Revolución se responsabiliza de su muerte a quien quizás es el único individuo que nada tenía que ver con Mella desde que salió de Cuba: el presidente Gerardo Machado.

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2 Comments

2 Comments

  1. Juan carlo

    11 enero, 2024 - 10:13 PM at 10:13 PM

    Este mella era un hijo desu madre

  2. EL LATIGO

    11 enero, 2024 - 6:29 AM at 6:29 AM

    un hdp asesino comunista menos que es como estan bien los perros comunistas

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