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Periódico Cubano

La crisis en la embajada de Perú en Cuba que culminó con el éxodo del Mariel en 1980

HISTORIA DE CUBA

La crisis en la embajada de Perú en Cuba que culminó con el éxodo del Mariel en 1980

Este suceso histórico debe ser recordado no solo como un momento de crisis diplomática, sino como un grito desesperado de un pueblo contra un régimen

La crisis en la embajada de Perú en Cuba que culminó con el éxodo del Mariel en 1980

La embajada de Perú en La Habana estaba ubicada en la 5ta. Avenida entre 70 y 72, en el reparto de Miramar. (Captura de pantalla © Plaza a la bandera – YouTube)

En abril de 1980, un incidente en la embajada de Perú en La Habana catalizó uno de los momentos más tensos y reveladores de la Cuba de Fidel Castro. Este evento, que comenzó con la entrada forzada de un autobús cargado de cubanos desesperados por pedir asilo en la sede diplomática, expuso la profunda crisis humanitaria y política dentro del régimen comunista de la Isla​​.

El asalto a la embajada fue precipitado por la decisión de Castro de retirar la protección policial, una movida que, aunque parecía un gesto de apertura, en realidad invitaba al caos. En menos de 48 horas, más de 10.000 cubanos habían invadido la embajada, buscando escapar de un país donde la represión y la falta de libertad eran la norma​.

Antes de la retirada de la policía, un grupo de asilados había forzado su entrada en la embajada de Perú, lo cual llevó al embajador peruano, Ernesto Pinto Bazurco Rittler, a negarse a entregar a estos asilados al gobierno. Castro, en un gesto de desafío y aparente represalia por la decisión del embajador de proteger a los asilados, declaró que cualquier persona que buscara refugio en una embajada extranjera perdería su derecho a la seguridad proporcionada por el Estado.

Debido al descontrol de la situación, el régimen de Castro catalogó el acto desesperado de los ciudadanos cubanos como un exabrupto de delincuentes y descontentos sociales. El objetivo del oficialismo era desacreditar la verdadera naturaleza política y desesperada de la crisis. Los medios estatales, encabezados por la propaganda del periódico Granma, se lanzaron en una campaña difamatoria, calificando a los asilados de “escorias” y “antisociales”.

Sin embargo, la respuesta internacional no se hizo esperar. Países como Estados Unidos y Costa Rica se ofrecieron a recibir a los refugiados, mientras que la comunidad internacional criticaba abiertamente la manipulación y la respuesta violenta del gobierno castrista.

La crisis no solo mostró la brutalidad del régimen, sino también su vulnerabilidad. La imagen de una embajada abarrotada y la eventual evacuación de miles de cubanos fueron testimonios palpables de un pueblo clamando por libertad y derechos humanos​.

Este episodio también subrayó la fallida promesa de justicia social de Castro. Bajo su liderazgo, Cuba se había convertido en un estado donde la discrepancia y la desesperación eran metidas con represión y retórica revolucionaria vacía. La crisis de la embajada fue un claro reflejo de un régimen que, lejos de apoyar a su pueblo, lo sometía a condiciones cada vez más deplorables​.

Los cubanos que invadieron la embajada de Perú en La Habana permanecieron dentro del recinto durante un período que se extendió aproximadamente desde el 4 de abril hasta mediados del propio mes. Durante ese tiempo, se llevaron a cabo negociaciones intensas y organización dentro de la embajada para manejar la situación de los asilados y planificar su eventual salida hacia otros países.

La crisis desembocó en la salida de estos refugiados a través del puerto de Mariel, que se convertiría en uno de los mayores éxodos en la historia del hemisferio occidental.

Castro anunció en abril de 1980 que permitiría que aquellos que quisieran emigrar lo hicieran a través del puerto de Mariel, dando inicio a lo que se conoce como el éxodo del Mariel. Durante este período, aproximadamente 125.000 cubanos dejaron la Isla para cruzar el estrecho de la Florida en embarcaciones de todo tipo. Las travesías se dieron desde abril hasta octubre de 1980.

Este suceso histórico debe ser recordado no solo como un momento de crisis diplomática, sino como un grito desesperado de un pueblo contra un régimen que, en lugar de escuchar las necesidades de sus ciudadanos, respondía con puños y propaganda. La crisis de la embajada de Perú nos enseña sobre la importancia de la vigilancia internacional y el apoyo a aquellos que luchan contra regímenes opresores.

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