Walkiria Juanes: periodista que repudia a los medios independientes y no al sistema que explota a su madre

Walkiria Juanes Sánchez y su madre, la doctora Doralina Sánchez Rico. (Captura de pantalla © Walkiria Juanes – Facebook)

“Un entramado de medios de comunicación intenta legitimar en Cuba la visión hegemónica estadounidense sobre democracia y libertad”, así comenzó Walkiria Juanes Sánchez su diatriba infundada contra la prensa independiente y otros proyectos cubanos de comunicación digital.

El artículo de Walkiria, una escribidora del periódico Granma de apenas 25 años, fue publicado este martes en el blog de la Seguridad del Estado Razones de Cuba, desde donde se ataca repetidamente a las voces que exigen libertad y respeto a los derechos ciudadanos en Cuba.

Walkiria Juanes Sánchez se graduó de Periodismo en 2018 y pasó rápidamente a trabajar para órgano de prensa del Partido Comunista de Cuba (PCC) en La Habana. Su esposo, Jorge Oscar Roque, graduado de la Universidad Tecnológica CUJAE labora en el mismo sitio, pero como informático.

En su nota titulada “Medios dependientes del cibernegocio contra Cuba”, Walkiria reproduce el mismo discurso de manipulación que durante más de seis décadas se corea desde los medios estatales, e intenta distorsionar el trabajo de periodistas, artistas y comunicadores independientes a favor de la democracia en la Isla.

Está claro que Walkiria no siente conexión ninguna con los profesionales (algunos de ellos colegas graduados de su misma Facultad) que arriesgan su integridad física y psicológica denunciando las arbitrariedades del régimen que paga su salario.

Walkiria, que también vive de las remesas de su madre, de misión en Arabia Saudita, no ha sentido nunca el terror con que carga el ejercicio del periodismo en Cuba, un país donde hay que pedir permiso para hacer preguntas y sacar una cámara de la mochila es un acto punible que puede costar horas de interrogatorio y hasta meses de cárcel.

Así todo, a la joven le resulta sospechoso y “curioso” que la mayoría de los medios de comunicación independientes tengan sus cuarteles generales fuera del país, en un espacio libre de represión.

“Piden diálogo, pero quieren terrorismo para Cuba”, escribió Walkiria Juanes el 4 de diciembre en su página de Facebook, donde se refirió al Movimiento San Isidro como una “farsa” y a sus integrantes como “mercenarios made in USA”.

A esta joven de principios socialistas le gusta fotografiarse frente a hoteles de lujo como el Iberostar Grand Packard y el Gran Hotel Manzana Kempinski.

Probablemente gracias a los dólares que gana su madre, la doctora Doralina Sánchez Rico, es que también puede visitar con toda su familia instalaciones turísticas como el todo incluido cuatro estrellas Brisas del Caribe, en Varadero.

Walkiria defiende un sistema totalitario que usa a su madre como producto de exportación, y que se queda con entre el 75% y 90% de lo que le pagan por su noble trabajo.

“Quien consume las noticias que publican los medios subversivos pudiera llegar a creer que Cuba es un país que se desploma”, dice la joven articulista, que parece vivir en una Cuba paralela donde no existen las colas kilométricas para comprar alimentos regulados, donde los dirigentes no proponen comer curieles, donde a los periodistas no se les tiene bajo arresto domiciliario, donde una camioneta de Cupet no te secuestra frente a tus padres.

Walkiria defiende un sistema totalitario que usa a su madre como producto de exportación, y que se queda con entre el 75% y 90% de lo que le pagan por su noble trabajo. (Foto: Doralina Sánchez-Facebook)

¿Qué desplome va a ver Walkiria entonces? Ninguno, como tampoco lo van a ver Lázaro Manuel Alonso o Humberto López. No hay desplome más atractivo que un viajecito de corresponsal al extranjero, que las remesas de tus familiares o que el aire acondicionado del estudio.