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Oimiakón donde se te congelan hasta las pestañas

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Oimiakón donde se te congelan hasta las pestañas

Aquí se registró la temperatura del aire más baja en el hemisferio norte: -71,2 Celsius

Durante tres cuartas partes del año, la temperatura no sube por encima de los -40 °C; y en invierno, el sol apenas se asoma durante tres horas al día. (Captura de pantalla © Free Documentary – YouTube)

Oimiakón es un pueblo ruso que parece casi olvidado por el calor del sol, ubicado en el corazón de Siberia, donde las condiciones extremas definen cada aspecto de la vida diaria. Con una población que ronda los mil habitantes, este asentamiento está ubicado a una altitud de 470 metros sobre un altiplano, lo que contribuye a su clima extremadamente frío, incluso para los estándares siberianos.

Durante el invierno, es común que las temperaturas desciendan hasta los -63 °C, y el récord de frío alcanzó los -71.2 °C el 26 de enero de 1926, una marca que sigue imbatida. Esta intensidad del frío es tal, que las tuberías de agua corriente se congelan, obligando a los residentes a utilizar baños ubicados en sus jardines, desprovistos de cualquier forma de calefacción.

La dieta en este rincón del mundo se basa principalmente en carne y pescado, alimentos que se conservan naturalmente en el frío extremo, dado que el cultivo de vegetales y la preservación de productos frescos son prácticamente imposibles. Para combatir el frío y mantener el calor corporal, los residentes a menudo recurren al “Té Ruso”, que en realidad es vodka, una bebida esencial en su lucha diaria contra las temperaturas congelantes.

Durante tres cuartas partes del año, la temperatura no sube por encima de los -40 °C; y en invierno, el sol apenas se asoma durante tres horas al día. El transporte es un desafío; los habitantes dependen de perros o autobuses para moverse, ya que a pie solo es posible realizar trayectos extremadamente breves: a -45 °C, la piel humana puede congelarse en tan solo 5 a 10 minutos.

Traducción: “Aquí se registró la temperatura del aire más baja en el hemisferio norte: -71,2 Celsius” o -57.77 Fahrenheit. (Captura de pantalla © Free Documentary – YouTube)

Los vehículos requieren un tratamiento especial: deben ser guardados en garajes calefaccionados para que los motores puedan funcionar. Aquellos que no tienen acceso a un garaje, tienen que esperar a la primavera y calentar sus coches con hogueras para descongelarlos.

Afortunadamente, todo el pueblo cuenta con calefacción gracias a una central térmica que opera las 24 horas del día, asegurando que, a pesar de las adversidades, los residentes puedan mantener algo de confort en sus hogares. Sin embargo, la exposición continua a bajas temperaturas sin la protección adecuada puede resultar en congelación o hipotermia, riesgos siempre presentes en este ambiente extremo.

Para aquellos aventureros que deseen visitar el lugar, deben estar preparados para una experiencia sin hoteles; la única opción es hospedarse en casas de habitantes locales. El fotógrafo Amos Chapple compartió su experiencia de tres días en el pueblo, destacando cómo el frío “agarraba físicamente” sus piernas y su saliva se congelaba, pinzando sus labios; un testimonio vívido de la vida en uno de los lugares más fríos del planeta.

El fotógrafo Amos Chapple compartió su experiencia de tres días en el pueblo. (Foto incrustada con HTML © Syed Shahid – Facebook)

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