Otto Ortiz cuenta su odisea para echar combustible en un Cupet de La Habana: “No resolví nada”

“A las 6 de la mañana, cambio de turno, regresé a mi casa y no pude resolver nada después de una madruga en cola”, comentó Otto Ortiz. (Foto referencial © Periódico Cubano)

El humorista cubano Otto Ortiz contó en su perfil de Facebook lo que le ocurrió al intentar echar combustible en un Servicupet de La Habana. Luego de pasar toda la madrugada en la cola, no pudo conseguir gasolina al “caerse el sistema” que valida el pago electrónico por las varias tarjetas habilitadas en el país, dado que el gobierno comunista ha obligado a la bancarización.

Según cuenta el comediante, su misión parecía sencilla: llenar el tanque de gasolina de un automóvil prestado, ya que el suyo, después de cinco años de haber sufrido un accidente, la Empresa Estatal de Seguros (ESEN) aún no se lo repone tal y como estaba pactado en el contrato.

Ortiz llegó a la gasolinera pasada la medianoche, esperanzado y sin prever lo que estaba por venir. La fila para el combustible se extendía por cinco cuadras, pero las palabras de aliento de sus compañeros de espera lo mantenían optimista. Lo que no sabía era que la tecnología se interpondría en su camino, transformando la noche en un laberinto de desesperación y confusión.

Cuando apenas faltaban dos cuadras de carros para llegar a la bomba de gasolina, se difundió la noticia de la “caída del sistema”. De pronto viene “un tipo por la cola gritando ‘Se cayó el sistema’ y yo, inocentemente, le digo ‘No, solo quitaron 3 ministros’”, indicó Ortiz.

Seguidamente, le explicaron que “la gasolina solo se despacha por tarjeta, bancarización a pulso, y que en las madrugadas tiende a tener problemas de conexión”. Sin embargo, los trabajadores del Cupet indicaron que “solo atenderán las tarjetas Fincimex”.

El anuncio de que solo se atenderían esos medios de pago desató un caos vehicular, con autos intentando desesperadamente acceder a la gasolinera desde todas direcciones. La escena se tornó aún más caótica cuando se reveló que ni siquiera las “tarjetas milagrosas” funcionaban, obligando a todos a reorganizarse en una fila que parecía no tener fin.

Mientras intentaba procesar lo sucedido, Ortiz se enfrentó a la dura realidad de la bancarización en Cuba y a las limitaciones impuestas por el sistema actual. La imposibilidad de pagar en efectivo y los constantes fallos del sistema planteaban interrogantes sobre la eficacia de las políticas actuales y el futuro de la accesibilidad de servicios básicos como el combustible.

Al humorista le quedaron varias cosas claras:

1- No se puede pagar en efectivo.

2- El sistema, la conexión, se cae constantemente y detiene el servicio.

3- Las tarjetas de Fincimex no siempre funcionan cuando el sistema está caído.

4- Hay unas tarjeticas, cupones, que tampoco funcionan.

Ante esto, se pregunta “¿para qué se bancarizó el país? ¿por qué quitar el pago en efectivo? Ahora tenemos tarjeta CUP, tarjeta MLC, tarjeta Fincimex, tarjeta Clásica… y en casos como esto ninguna sirve”. Lo único que se le ocurre pensar a Ortiz es si “faltan ministros por quitar o…”.