La Seguridad del Estado también tiene espías dentro de la Iglesia Católica

Raquel Norbet recuerda al sacerdote espía como un hombre muy atribulado con su doble vida. (Captura de pantalla © Mario Vallejo – YouTube)

En las últimas horas, el periodista Mario Vallejo recordó cómo hace casi una década se reveló, por un testimonio de protagonistas de primera mano, cómo la Seguridad del Estado del régimen castrista tiene espías dentro de la Iglesia Católica.

Lo anterior no es de extrañar, dado que el otrora diplomático y funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Víctor Manuel Rocha, reconoció en días recientes que también actuó como espía de Cuba durante más de 40 años. Los tentáculos de la inteligencia castrista están en todas partes.

Sacerdote Manuel Ortega era el agente Ramiro de la Seguridad del Estado

De acuerdo con el reportaje, emitido hace casi 10 años, el sacerdote Manuel Antonio de Jesús Ortega Hernández actuó como el agente Ramiro de los órganos de la Seguridad del Estado. Desde sus días en el seminario, Ortega fue reclutado para ser informante mientras ascendía en la jerarquía eclesiástica.

La historia fue revelada por Raquel Norbert, una filóloga que también trabajó para la inteligencia castrista con la misión de velar al religioso, pero entre ambos surgió un amor.

Raquel, bajo el nombre en clave de agente Elianne, fue instrumental para asegurar la fidelidad y el éxito del sacerdote espía, quien incluso era considerado para llegar a ser papa, según los planes del gobierno cubano.

La relación entre Raquel y Ortega fue intensa, pero tormentosa, marcada por la doble vida de este último y los dilemas morales que enfrentaba como sacerdote, amante y agente secreto. Sin embargo, la influencia de Raquel como amante fue clave para mantenerlo en su papel y evitar que desertara.

La deserción como agente desencadena en muerte en Miami

Pero tras un largo tiempo en España, donde el gobierno castrista aprobó que el padre fuera a estudiar, este decide desertar y viajar a Miami. A pesar de sus esfuerzos por comenzar una nueva etapa, la verdad sobre su doble vida lo alcanza y se ve obligado a confrontar las consecuencias de sus acciones. En medio de una crisis emocional, Manuel Ortega muere de un ataque al corazón en 1999.

Raquel decide contar su historia como un acto de cumplimiento de la promesa hecha a su amado antes de su muerte. Guarda los hábitos con los que él fue ordenado como sacerdote y viaja a Miami y al Vaticano para honrar su memoria y buscar redención por los pecados cometidos.

Las revelaciones de esta cubana reflejan cuál ha sido siempre la estrategia del régimen cubano, que no escatima en infiltrar opositores, diplomáticos, inversionistas extranjeros, funcionarios de Naciones Unidas, exiliados y hasta miembros de la iglesia para mantener el control de la sociedad.