«No sé cómo salí de ahí, perdí la conciencia y cuando desperté estaba en el hospital de Matanzas, donde me dieron primeros auxilios y luego me enviaron para la capital», dijo a la Agencia Cubana de Noticias.
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Publicada por Hospital Universitario General Calixto García en Viernes, 14 de octubre de 2022
Pozo Ortega ingresó al hospital con quemaduras profundas de tercer grado en el cuero cabelludo, la cara, el tronco posterior y los miembros superiores e inferiores, por lo que su pronóstico era de crítico extremo con peligro para su vida, contó Dayamí Saldívar Castillo, responsable del equipo de caumatología de la unidad de quemados.
Semejante gravedad requirió varios tiempos quirúrgicos de autoinjerto de piel, necrectomía, tratamiento de vitaminas y apoyo nutricional. Tras recibir el alta, continuará su tratamiento en casa y luego iniciará otro para evitar secuelas o cicatrices retráctiles.
El cubano aseguró que cuando se recupere totalmente se reincorporará a su trabajo en el comando de bomberos. «Esa es mi vida y ahí me retiraré», afirmó.
Con el alta de Pozo Ortega, solo queda una persona ingresada por el incendio en Matanzas. De acuerdo con el Ministerio de Salud Pública (Minsap), es un hombre que se encuentra en el hospital habanero ‘Hermanos Ameijeiras’.
Anteriormente, había sido dado de alta el bombero Alexander Santillano Dasent, jefe del Comando Uno del municipio Habana Vieja, quien también ingresó al ‘Calixto García’ con graves quemaduras por la explosión.
Poco antes, se había confirmado la muerte de la víctima más reciente del siniestro, el chofer de una pipa de agua Omar Ravelo, de 63 años, quien falleció a consecuencia de un paro cardíaco tras permanecer en estado crítico por la gravedad de sus quemaduras en el ‘Calixto García’. Con él, se elevó hasta 17 las muertes por esta catástrofe.
En el acto perecieron 14 bomberos, de los cuales fue imposible identificar sus cuerpos al quedar calcinados. Las otras tres víctimas mortales hasta ahora perdieron la vida luego de ser atendidas en hospitales. Muchos de ellos eran jóvenes cumpliendo el Servicio Militar Activo de carácter obligatorio para los cubanos, quienes fueron enviados, sin contar con experiencia, para sofocar el mayor incendio en la historia reciente del país.