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Científico de la vacuna Soberana enciende las alarmas sobre el éxodo universitario
El académico hizo notar que el estrago del éxodo masivo de cubanos es evidente en los laboratorios de la Universidad de La Habana
El doctor en Ciencias Químicas y profesor universitario Daniel García denunció en Facebook la falta de estudiantes de doctorado en la Facultad de Química de la Universidad de La Habana, donde trabaja como investigador titular: “Me estoy quedando sin doctorantes. Ya no solo se van de Cuba sin terminar el doctorado, también se van sin empezarlo”.
“En la universidad siempre han faltado los recursos materiales, pero teníamos recursos humanos inagotables. Ya tampoco los tenemos”, dijo García en una publicación, que a pocas horas de ser comentada y compartida por muchos profesionales cubanos, ha sido removida del muro del profesor.
Daniel García formó parte del equipo multidisciplinario de científicos que, junto al Instituto Finlay de Vacunas (IFV), desarrolló la vacuna Soberana 02. Su hermana es la doctora Dagmar García, directora de Investigaciones del IFV, por lo que a grandes rasgos podría decirse que la vacuna cubana es el resultado de la unión de estos dos hermanos, hijos del doctor José Luis García Cuevas, reconocido recientemente como Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Las Villas.
Más que el dolor del Dr. Daniel García, científico clave de las vacunas Soberanas, este es el dolor del profesor/tutor que se queda sin alumnos y Doctorandos. Del científico que ve marcharse al futuro de la ciencia en Cuba🇨🇺. Del cubano que se queda mientras dice adiós a tantos. pic.twitter.com/XYQtpSCO5X
— A. Perez-Riverol (@aperezriverol) January 17, 202
«La ciencia cubana sufre más que yo, pero ella no sabe gritar», escribió García en su denuncia reciente en redes, quien es además el director del Laboratorio de Síntesis Química y Biomolecular de la Universidad de La Habana y Presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones Químicas.
El académico hizo notar que el estrago del éxodo masivo de cubanos es evidente en los laboratorios de esta institución, los cuales se están vaciando sin poder hacer nada: “Creo que soy de los que más se ocupan de la superación de sus doctorandos, pero al final eso no sirve de nada”, lamentó.
Su denuncia calificada de “grito desesperado” es un llamado urgente a repensar las consecuencias de lo que ha sido la mayor crisis migratoria de Cuba después de 1959, donde se contabilizan más de 270 000 migrantes por tierra y mar a Estados Unidos (el 2,4% de los 11,1 millones de habitantes de la población cubana hasta 2021), sin tener en cuenta las altas cifras de cubanos que se registran cada año en España, Uruguay, México y otros países de Latinoamérica.
“Hay que hacer algo. Se nos va lo más valioso de nuestro país, y no me voy a quedar sentado mirando”, advirtió el profesor universitario.
El éxodo es masivo y multidisciplinar
Lamentablemente, este fenómeno no es exclusivo de la casa de altos estudios capitalina ni de la educación superior, pues el drama del éxodo de jóvenes y profesionales en Cuba atraviesa todas las enseñanzas y todos los sectores, como advertía la activista Saily González a propósito de esta publicación: “La ciencia, el deporte, el arte… Todos están haciendo Uber o lo que sea en Miami”.
Hace unos meses, otro profesor universitario cubano exponía la falta de alumnos en las aulas del país y aseguraba que en los dos últimos años había perdido la tercera parte de sus estudiantes como resultado de la grave crisis migratoria que vive actualmente la Isla.
“Cada vez que paso lista hay menos alumnos. Sus compañeros me dicen: ‘Profe, ese ya se fue, no diga más su nombre’. Según mi cálculo de bodeguero, en dos años se ha marchado al menos el 30% del grupo”, relataba este docente de una facultad tecnológica de La Habana.