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PERIÓDICO CUBANO

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José Martí es la imagen del pueblo cubano no del régimen dictatorial

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José Martí es la imagen del pueblo cubano no del régimen dictatorial

El régimen cubano necesita del Apóstol: tergiversar su pensamiento, colgarse de sus principios y esconderse tras su imagen de libertador

Casa Natal de José Martí

Nacido en 1853 en La Habana, José Martí formó su pensamiento independentista bajo las enseñanzas de Rafael María de Mendive. (Foto: Casa Natal de José Martí – Periódico Cubano)

A 170 años del nacimiento de José Martí, la mayor vergüenza y ultraje a su memoria es verlo convertido en el ícono más tergiversado y explotado por la dictadura cubana.

Martí es considerado junto a Simón Bolívar, José Francisco San Martín y George Washington, uno de los principales protagonistas del proceso independentista americano. No solo es reconocido por representar un papel decisivo en la emancipación de Cuba, sino también por su amplio legado literario de poemas, ensayos, discursos y escritos que lo clasifican como uno de los precursores del modernismo, movimiento literario que se desarrolló entre los años 1880-1917 sobre todo en Hispanoamérica.

Nacido en 1853 en La Habana, formó su pensamiento independentista bajo las enseñanzas de Rafael María de Mendive, heredero ideológico de Félix Varela, José Antonio Saco y Domingo del Monte.

El joven Martí desde su infancia manifestó una radical repulsión hacia cualquier violación de los derechos humanos y todo lo que atentara contra la dignidad humana. Condenaba el racismo y cualquier división artificial entre los hombres creada para rebajar al prójimo, llegando a ser una piedra angular de su pensamiento el hecho de que todos los seres humanos tienen el mismo valor y, por tanto, son merecedores de las mismas libertades.

El Apóstol de la independencia desarrolló en sus 42 años de vida un amplio pensamiento político, siempre en condiciones adversas. Denunció las monstruosidades de la esclavitud; rechazó el colonialismo español, sin ofender al pueblo de ese país; describió los defectos y las virtudes de la sociedad estadounidense, sin esconder su admiración por sus logros y por los “Padres fundadores”.

Fue de los primeros en incorporar la ética al discurso político, con un entendimiento y empatía que lo llevaban a discernir las fallas de los gobiernos anteriores sin condenar a los pueblos bajo su poder. El humanismo martiano formó parte de su estrategia militar al definir que “la guerra no era contra el español honrado” y debía ser “rápida y directa como un rayo”, para evitar el mayor número de muertes tanto dentro de la población civil como en las filas del ejército enemigo.

Tras pasar algunos años en los Estados Unidos, fundó el Partido Revolucionario Cubano (PCR) con el objetivo de conseguir la independencia de Cuba y fomentar la de Puerto Rico. Dedicó su vida a la liberación de su pueblo, rechazando toda una vida de privilegios que pudo tener como cónsul de varios países y escritor reconocido. Bajo los ejes de la libertad individual y colectiva, justicia y sólidos principios morales, marchó a la guerra como simple soldado.

En abril de 1895, desembarcó en Playitas de Cajobao, junto a Máximo Gómez, para dirigir la guerra de 1895 o “Guerra Necesaria”. En un acto sin igual dentro de la historia de la democracia, depuso su autoridad ante aquellos militares a los que les tocaba dirigir la contienda que él había iniciado, rebajándose de esta manera al rango de simple civil o soldado del ejército. El 19 de mayo de ese mismo año, caería en un combate cercano a la zona de Dos Ríos.

Estatua del Apóstol José Martí en el Parque Central de La Habana Cuba

Martí se considera, junto a Simón Bolívar, José Francisco San Martín y George Washington, uno de los principales protagonistas del proceso independentista americano. (Foto: Estatua del Apóstol José Martí en el Parque Central de La Habana – Periódico Cubano)

La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo

El Apóstol consideraba que una parte de la libertad se obtenía con la educación del pueblo. Aprender era una forma de ser libre, una garantía para la autodeterminación. Conocer para poder amar y defender lo que se amaba.

A diferencia del actual gobierno de Cuba, Martí basó su pensamiento en la libertad de conciencia y de expresión. La igualdad comenzaba en el entendimiento y el respeto de la visión de cada individuo. Su temprana sensibilidad social le hizo tomar conciencia de la necesidad de políticas reivindicadoras hacia los esclavos, indígenas, obreros, campesinos, mujeres y todo aquel cuya dignidad humana era vulnerada.

Martí escribió: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras; el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo, empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse como frenéticos defensores de los desamparados”. Esta frase bastaría para entrar en la historia del pensamiento cubano y latinoamericano como parte de la lucha contra la opresión de las dictaduras y la violación de los derechos humanos.

Estatua de José Martí en La Habana. (Foto Periódico Cubano)

La mayor vergüenza y ultraje a la memoria del Apóstol, es verlo convertido en el ícono más tergiversado y explotado por la dictadura cubana. (Foto: Estatua de José Martí en La Habana – Periódico Cubano)

No olvidar el verdadero legado de Martí, es el reto constante de cada cubano

Resulta indignante que una dictadura totalitaria como la cubana, marcada por la represión, la violencia, las vejaciones y la inequidad, utilice como estandarte la imagen de un hombre que representó todo lo contrario a lo que impera en la Isla.

Emplear el nombre y la obra de Martí para defender el sistema represor de Cuba, es un ultraje a su legado. Su reconocido apostolado es vinculado con demagogia por la dictadura a un posterior “mesías” nacido en Birán que nunca hizo de Cuba la patria que soñó José Martí.

Como héroe nacional, el gobierno lo usa como pedestal y no como altar. El pueblo cubano aún carece de los derechos más elementales y vive con el temor de ser acosado por los que ejercen el poder. De vivir actualmente, el poeta sufriría la misma miseria y represión a la que fue sometido durante su infancia. Su exilio y panorama sería casi idéntico al del colonialismo español del siglo XIX.

A 128 años de su muerte, el pueblo cubano todavía pelea por su libertad. El régimen de La Habana necesita de José Martí y se esconde tras su imagen de libertador, sin considerar que de estar vivo el Apóstol, sería uno más de los tantos presos políticos en el país.

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