Agreden a profesora cubana durante su protesta pacífica en el Parque de la Libertad en Matanzas

Alina comenzó su protesta pacífica sentada en el parque y luego improvisó allí mismo un cartel muy simple pidiendo la libertad de su colega. (Captura de pantalla: Edmundo Dantés – Facebook)

Tras la noticia del arresto del humorista y escritor Jorge Fernández Era, la profesora, ensayista y editora cubana Alina Bárbara López Hernández ejerció su derecho constitucional de manifestación pacífica y pidió la libertad de su colega en el Parque de la Libertad en la ciudad de Matanzas.

Su valentía provocó que la profesora fuera agredida y cuestionada por su acción y el día terminara con un triste episodio de asedio y violencia hacia ella y los familiares que la acompañaban. Además, fue trasladada a una estación de policía después de negarse a irse con tres agentes de la Seguridad del Estado por no ser un interlocutor válido según la Ley de Procedimiento Penal.

«Cuando salía de la sala de conciertos fui abordada por los tres agentes que ya habían parqueado el carro en la misma puerta de entrada, quizá para que montara sin que se divisara mucho desde el parque. Fueron groseros: ‘Alina, acompáñanos’. Me negué terminantemente, les dije que yo no reconozco a la Seguridad del Estado como un interlocutor y que, según la propia ley de procedimiento penal, no lo son, que ese era un arresto ilegal», relató.

«Insistieron y reiteré la negativa. Respuesta: ‘Tú sabes que tienes que acompañarnos’. Le dije que me conocían muy mal. Me trataron de conducir al carro por la fuerza y mi hija y mi yerno, que estuvieron cerca todo el tiempo, se acercaron para defenderme», agrega en el testimonio ofrecido en su perfil de Facebook.

Alina comenzó su protesta pacífica sentada en el parque y luego improvisó allí mismo “un cartel muy simple con mi pésima letra de zurda y empecé a recorrer el espacio del parque. Algunas personas se acercaron a leerlo y preguntaron quién era Jorge, cosa que expliqué muy brevemente”, según contó en su cronología de los hechos de este jueves.

Luego, dos funcionarias del Gobierno Provincial y el director provincial de Cultura le pidieron ir a conversar a una oficina del gobierno frente al parque, a donde comenzaron a llegar funcionarios del Buró Provincial del Partido. Después de un intercambio infructuoso para intentar disuadir a Alina de su propósito, le pidieron cruzar a la Sala de conciertos White, donde estaban esperándola los tres agentes de la Seguridad del Estado. 

“Ese fue un momento denigrante: tres hombres entrenados intentando reducir por violencia a tres personas pacíficas. Con mi yerno utilizaron una llave en el cuello para inmovilizarlo, a mi hija Cecilia, que es un amor de persona en su educación, le rompieron la sombrilla, y el reloj, pero no lograron separarnos. Incluso una amiga querida que allí estaba intentó mediar. Grité pidiendo auxilio y creo que se preocuparon, pues nos dejaron de agarrar. Ellos no me dieron golpes en la cara o el cuerpo, tampoco a mi hija, pero nos empujaron, halaron, tiraron contra la pared en el intento de secuestro, que eso era lo que a fin de cuentas trataban de hacer”, narró la profesora.

Cuando le avisaron que Jorge Fernández Era, el motivo de su protesta, ya había sido liberado, Alina dijo que se retiraría a su casa. Pero no fue posible, pues le habían mandado a buscar a una patrulla de la PNR para conducirla a la estación de policía.

En la estación, la profesora quiso pedir un abogado, pero le dijeron que no era necesario, pues solo le pondrían una advertencia: “Dije que no solo no la firmaría, sino que no me reconozco advertida porque ninguna de ellas, ni los agentes agresores, ni el presidente de la República, estaban por encima de la Constitución. Los derechos solo existen si son ejercidos. Los ejerceré”, concluyó Alina su intervención, dejando claro que el 18 de cada mes continuaría manifestándose en su ciudad, tal cual lo permite la Constitución de la República.

“Has dado una conferencia teórico-práctica de civismo y de cómo defender nuestros derechos constitucionales. Mereces que en ese mismo parque se construya, en un futuro no muy lejano, un monumento a tu memoria. Si fuera creyente, te diría: Que Dios te bendiga. Has subido un escalón más en el ejercicio de la dignidad humana de nuestro pueblo”, le agradeció en Facebook Andrés Dovale Borjas, una de las tantas personas que han mostrado su solidaridad con estos bochornosos hechos en que se han visto involucrados dos importantes intelectuales cubanos como Alina Bárbara López y Jorge Fernández Era.