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Campesinos cubanos insisten: Para acabar con la hambruna el Gobierno debe dejar de intervenir

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Campesinos cubanos insisten: Para acabar con la hambruna el Gobierno debe dejar de intervenir

Además de entorpecer la producción agrícola, la regulación del gobierno vuelve poco redituable la labor de los campesinos en la Isla

Vegetales y frutas en Cuba

Campesinos cubanos insisten: Para acabar con la hambruna el Gobierno debe dejar de intervenir. (Foto de referencia: Periódico Cubano)

Luego de que el gobierno de Cuba pidiera a sus ciudadanos cooperar con donaciones voluntarias para la compra de comida que posteriormente les será vendida a los mismos, los campesinos de la Isla proponen nuevamente descentralizar la producción agrícola para reducir la hambruna en el país.

La Liga de Campesinos Independientes (LCI) y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) presentaron de nuevo la propuesta “Sin campo no hay país”, enviada a las autoridades desde principios de año y que sugiere liberar la actividad agrícola.

Los campesinos indican que deshacerse de los obstáculos gubernamentales activaría las tierras que se encuentran sin trabajar, lo que incrementaría la producción y permitiría surtir las tiendas de Cuba.

Los cinco puntos principales de la demanda de los campesinos son la Libertad para la producción y distribución de sus productos, es decir, que no esté regulada por el Estado, así como libertad para fijar los precios de sus productos de acuerdo al mercado, según reportó CubaNet.

También solicitan Libertad para importar y exportar directamente, incluso desde Estados Unidos, donde está comprobado que sus leyes no se los impiden, por su condición de campesinos independientes.

Asimismo, exigen eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos y entregar títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas.

Y es que en Cuba tanto las tierras y sus productos pertenecen al gobierno y es el mismo el que dicta los precios y medios de distribución, lo que entorpece o detiene definitivamente la producción.

Además de las leyes que de entrada entorpecen la labor de los campesinos, está la ineficiencia con la que operan las instituciones.

La empresa estatal les contrata el 80 % de las producciones e incluso establece lo que tienen que sembrar y fija los precios, tan bajos que apenas cubren el costo, relata un campesino al portal web.

“En ocasiones no recoge los cultivos según lo pactado y estos se pierden en el campo, o en el mejor de los casos, los recoge con retraso, cuando ya han comenzado a perder calidad”, añadió.

Además de limitar y entorpecer su trabajo, la regulación por parte del régimen de Cuba no es redituable para los campesinos.

“En la pasada temporada de mangos, como suele ocurrir, si no salgo a buscar compradores, se pudren en el suelo. Y eso, arriesgándome, porque solo tenemos permitido vender a Acopio, que paga una miseria. Además, compra cuando quiere. Por eso, para no perder la cosecha, le vendemos a discreción al sector privado, donde tenemos gran demanda por ser mango de clase. Lo mismo hacemos con el aguacate, la guayaba y el mamey. Si no, ¿de qué vivimos? ¿Cómo sostenemos la finca?”, declaró.

Por su parte, Eduardo Díaz Fleitas, es uno de tres hermanos que poseen 13 hectáreas de tierra heredada de sus padres en Carretera de San Andrés, Entronque de Herradura en Pinar del Río.

Él cuenta a CubaNet que durante unos años sembraron tabaco, pero las malas condiciones impuestas, en vez de ganancias, les reportaban deudas y pérdidas.

“Por eso dejamos de sembrar tabaco y decidimos dedicarnos a los cultivos menores. Pero como no permitimos los abusos e imposiciones de Acopio, no nos ofrecen ninguna ayuda, ni tampoco nos permiten vender libremente nuestras cosechas. Tenemos nuestras reses porque las criamos, las alimentamos y las cuidamos, pero el gobierno no nos permite disponer de ellas. Preferimos que se nos mueran de viejas antes que aceptar los abusivos precios que nos pagan por ellas”, indica.

Acopio también obliga a los campesinos a vender tres litros de leche por vaca, estén paridas o no, prohibiéndoles vendérsela a particulares, como tampoco queso, mantequilla o yogurt.

Mientras en los mercados de Cuba los habitantes siguen padeciendo la escasez en enormes colas que duran horas, el encarecimiento de productos a causa de la falta de los mismos y los inalcanzables precios de cualquier alimento derivado de leche.

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