Cubadebate condena la represión a protestas pacíficas… en Chile

Activistas Damas de Blanco siendo reprimidas por policías. (Imagen de referencia: Berta Soler  Facebook)

El medio oficialista Cubadebate se hizo eco esta semana de la represión policial contra una manifestación pacífica, no en Cuba, sino en Chile, criticando la respuesta del gobierno contra las marchas organizadas con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Aunque ningún medio oficialista ha reconocido nunca las acciones represivas del régimen comunista, el reporte sobre la acción de los carabineros en el país sudamericano dejó claro que, si no las autoridades, al menos la prensa sí reconoce lo que es un acto represivo.

También reconoció que una protesta puede ser pacífica, pues desde el título, “En Chile reprimieron manifestación pacífica por el 8 de marzo”, deja claro lo fuera de lugar y desproporcionada que estuvo la respuesta de las autoridades.

“A pesar de que todo transcurría con normalidad, en un ambiente de música y alegría, en medio de cantos y consignas, efectivos de Carabineros trataron de dispersar a las movilizadas a la altura de la Plaza de la Dignidad”, señala el texto.

Esto contradice ampliamente el discurso mantenido desde hace años por las autoridades cubanas, que han criminalizado desde el baile –como se ha exhibido a los integrantes del Movimiento San Isidro (MSI) en múltiples ocasiones –hasta la música, como ocurre actualmente con el tema “Patria y Vida”.

Así, mientras a los activistas de Cuba se les señala, agrede y detiene por realizar manifestaciones pacíficas sin que la prensa reporte los hechos, y hasta criminalice a las víctimas, la misma prensa puede denunciar el accionar equivalente de otros países.

El paralelismo ni siquiera resulta exacto, pues mientras en Chile una sola persona podría salir a la calle con carteles y gritando consignas contra cualquier ideología sin ser abordado con violencia por las autoridades, ese no es el caso en Cuba.

Los casos de Denis Solís del MSI, Osmani Pardo, Yeilis Torres y Luis Robles Elizástigui, son algunos de los ejemplos más recientes, todos sufrieron detenciones arbitrarias solo por intentar ejercer su libertad de expresión.

Yeilis gritó la consigna “Patria y Vida” en la vía pública, como respuesta además a una provocación de las autoridades y sus vecinos, y fue detenida y acusada por “desacato”.

Osmani Pardo fue víctima también de un acto de repudio, que respondió haciendo sonar la canción Patria y Vida en su propia casa, pero se le consideró “subversivo” y agentes de seguridad entraron a su vivienda por la fuerza y lo sacaron con violencia, detenido.

Luis Robles caminó por La Habana a inicios de diciembre con un simple cartel que pedía un alto a la represión en Cuba, motivo por el que fue detenido y lleva ya más de 3 meses en prisión, sin fecha para ser liberado.

Como todo lo anterior ocurrió en Cuba, ni Cubadebate ni ningún medio oficialista lo reportó, y si lo hicieron fue desde la perspectiva del gobierno, criminalizando a las víctimas cuando sus acciones no fueron dañinas ni moral, ni físicamente para terceros.

Este 8 de marzo no hubo manifestaciones en Cuba por la fecha conmemorativa. En parte esto se debió a la represión anticipada que tomaron las autoridades al sitiar en sus domicilios a mujeres opositoras reconocidas, como la activista Carolina Barrero y las periodistas independientes Iliana Hernández y Luz Escobar.

Todas denunciaron en redes que ni siquiera podían salir a marchar, pues agentes de la Seguridad del Estado mantenían rodeadas sus viviendas a la espera de que lo intentaran, listos para detenerlas.

El gobierno de Cuba se ha caracterizado por reconocer las fallas en gobiernos ajenos, como ocurrió hace unas semanas cuando denunció el problema del feminicidio en Brasil ignorando que en Cuba ni siquiera está tipificado como delito.

A pesar de lo anterior, el gobierno se mantiene ajeno a las voces de sus propios ciudadanos, a quienes la prensa oficial rara vez les da espacio para denunciar sus inquietudes, y más escasamente aún las autoridades les dan solución.