“Aguántame, que me caigo”, se le escucha decir a punto de desmayarse, mientras era socorrida por sus connacionales y los oficiales. Estos la ayudaban a caminar, pues no podía sostenerse por sí misma.
“Ay, por favor, que me ahogo, tengo mareos”, dijo. “Ayúdame, mijita. No me dejen sola”, agregó visiblemente afectada.
El reporte de prensa explica que fue rescatada luego de que sus gritos de auxilio fueran escuchados por los otros cubanos y los agentes. Gracias a la ayuda de estas personas, pudo llegar finalmente al sitio donde estaba el resto de migrantes, en la zona donde se levanta el muro fronterizo.
No aclararon las razones por las que fue dejada a su suerte por los traficantes de personas, pero se trata de una práctica cada vez más común, que suele ocurrir por varias situaciones: por dinero, porque los migrantes quedan rezagados, y otras causas que llevan a tan inhumada decisión.
Esta mujer enfrentó la difícil travesía para pedir asilo en EEUU pese a su avanzada edad, una realidad que va en aumento entre los emigrantes cubanos, quienes buscan al menos pasar los últimos años de sus vidas en tranquilidad, alejados de las penurias que viven en su país de origen.
Tal fue el impresionante caso de Martín Guzmán Fernández, un cubano de 82 años que logró llegar a EEUU luego de la travesía irregular y peligrosa por Centroamérica, que duró 78 días desde que partió de La Habana hacia Managua, capital nicaragüense.
Según declaró Ernesto, uno de sus hijos, al medio independiente 14ymedio, su progenitor cruzó por Arizona junto a otros tres cubanos. “En el centro de detención estuvo menos de 24 horas y lo han tratado muy bien”, contó.
También Enrique Torreblanca, un cubano de casi 70 años, llegó a tierras de libertad y se reunió con su hijo, a quien llevada cinco años sin ver, y su nieto, que aún no conocía, motivos que lo impulsaron a cruzar fronteras hasta EEUU.
“Hubo un momento del camino que decidí que no podía más, pero los muchachos que andaban conmigo me decían: ‘puro, ya usted llegó hasta aquí con nosotros cómo se va a quedar’. En una ocasión me tomaron de la mano para correr y tuve que estar en un contenedor con otras 125 personas para llegar a México”, declaró a Univisión.