ESTADOS UNIDOS
EEUU podría calificar la política migratoria de Cuba como un acto de guerra no convencional
El presidente designado Miguel Díaz-Canel amenazó con intensificar el flujo migratorio hacia la frontera estadounidense

Las políticas de chantaje migratorio de Cuba, podría ser reconocidas como acto de guerra por la administración de Donald Trump. (Foto © Periódico Cubano)
La euforia del régimen cubano tras la salida de la Isla de la Lista de Países que Patrocinan el Terrorismo de Estados Unidos duró apenas seis días. Donald Trump, al asumir como el 47º presidente de la nación, revocó la orden de su predecesor, Joe Biden, tan solo ocho horas después de su investidura.
La reacción del presidente designado Miguel Díaz-Canel fue inmediata y quedó reflejada en un extenso tuit dirigido a Trump. En él, lo calificó como el protagonista de un “acto de arrogancia y desprecio por la verdad” y lo amenazó con intensificar el flujo migratorio hacia la frontera estadounidense.
“El resultado de las extremas medidas de cerco económico impuestas por Trump ha sido provocar carencias en nuestro pueblo y un incremento significativo del flujo migratorio de Cuba hacia Estados Unidos”, señaló Díaz-Canel.
Las políticas de chantaje migratorio de Cuba, toleradas en cierta medida durante la administración de Biden, fueron fuertemente cuestionadas en 1980 por el entonces exgobernador de California, Ronald Reagan. Este advirtió que el uso de la emigración masiva como herramienta política podía interpretarse como un acto hostil o una forma de guerra no convencional.
En aquel entonces, Fidel Castro orquestó el éxodo del Mariel, permitiendo la salida de aproximadamente 125,000 cubanos hacia Estados Unidos, incluidos presos comunes y pacientes psiquiátricos. Este hecho generó tensiones diplomáticas con el gobierno de Jimmy Carter. Cuando Reagan asumió la presidencia en 1981, adoptó una postura más firme hacia Cuba, advirtiendo que acciones similares serían consideradas una amenaza seria a la seguridad nacional.
Cuatro décadas después, tras las manifestaciones del 11 de julio de 2021 en Cuba, donde el pueblo protestó simultáneamente en toda la Isla, el gobierno de Díaz-Canel negoció con Nicaragua para permitir que los cubanos viajaran sin visa al país centroamericano. Este acuerdo buscaba aliviar la presión del descontento popular, con la complicidad de la dictadura de Daniel Ortega, que fomentó la emigración irregular.
El 22 de noviembre de 2021, Managua autorizó el libre visado para los cubanos bajo el pretexto de “promover el intercambio comercial, el turismo y la relación familiar”.

Marco Rubio surante su audiencia de confirmación, Rubio destacó que Cuba utiliza la emigración como herramienta de presión y chantaje, dejando claro que estas acciones no serán toleradas. (Captura de pantalla © Casa Blanca – YouTube)
Cuatro años más tarde, un cubanoamericano fue confirmado por primera vez como secretario de Estado de Estados Unidos. Marco Rubio recibió el respaldo del Senado con 99 votos a favor y ninguno en contra. Durante su audiencia de confirmación, Rubio destacó que Cuba utiliza la emigración como herramienta de presión y chantaje, dejando claro que estas acciones no serán toleradas.
Entre quienes respaldaron a Rubio se encontró el senador demócrata por Oregón, Ron Wyden. Este presentó el 17 de enero de 2025 la Ley de Comercio entre Estados Unidos y Cuba, destinada a derogar las sanciones contra la Isla y establecer relaciones comerciales normales. Wyden defendió su propuesta afirmando:
“Intentar aislar a Cuba es una estrategia fallida y obsoleta que castiga al pueblo cubano y cierra la influencia y la inversión estadounidenses, que podrían beneficiar tanto a los agricultores y ganaderos estadounidenses como a las pequeñas empresas cubanas.”
El proyecto de ley cuenta con el copatrocinio de Jeff Merkley, también senador por Oregón, quien igualmente votó a favor de Rubio.
Por su parte, el senador independiente Bernie Sanders, conocido por sus críticas a las sanciones económicas contra Cuba, también respaldó la nominación de Rubio como secretario de Estado, a pesar de sus diferencias ideológicas.
Mientras tanto, para el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, el insomnio político apenas comienza. Desde su impotencia, calificó a Trump como un “ebrio de arrogancia”, consciente de que el régimen cubano ya no puede negociar utilizando el habitual chantaje migratorio que ha caracterizado su política durante décadas.
