El año mejor que no llega: ministro de Economía reconoce paralización de industrias por falta de combustible

“Terminamos con una tendencia de seguir importando más para generar PIB y esa es una de las limitantes principales para el crecimiento económico”. (Captura de pantalla © Mesa Redonda – YouTube)

Los dirigentes comunistas prometieron al pueblo cubano un año 2023 “mejor” que el catastrófico 2022, pero al llegar casi a la mitad de estos 12 meses la situación es crítica y muchas industrias han paralizado sus producciones para desviar el combustible hacia la generación de electricidad, según reconoció el ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández.

Durante el discurso inaugural de las III Jornadas Económico-Productivas de Cuba, Gil Fernández admitió que “en los últimos meses hemos tenido que consumir combustible en la generación, diésel fundamentalmente, por las averías que hemos tenido en las plantas térmicas. Y ese sobre consumo de diésel en la generación afecta a la economía, porque es menos combustible que usted puede utilizar en la actividad productiva”.

La estrategia del régimen castrista es clara: evitar en la medida de lo posible grandes períodos de apagones que sirvan como caldo de cultivo para protestas sociales por el descontento social. El cubano ha desarrollado una reacción a los cortes de electricidad, un malestar que no se manifiesta con tanta vehemencia ante la crisis alimentaria, falta de medicinas o represión política.

Lo anterior lo tiene bien identificado la cúpula comunista. El propio ministro argumenta que no dudan en “de vez en cuando llamar a una industria y le decimos que pare: ‘Hay que parar la producción de acero’, ‘Hay que parar la producción de cemento’”.

“¿Para qué?, para tratar de afectar menos a la población. Y siempre decimos cuando levantamos al teléfono que también afectamos a la población. Afectamos menos el apagón, pero estamos dejando de producir”, añadió el titular de Economía.

Gil se quejó de que el país sigue consumiendo “mucho combustible fósil para la generación de energía eléctrica”. Esa matriz energética es una “limitante al crecimiento económico. Así no puede vivir la economía. La economía tiene que vivir sobre la base de una estabilidad del combustible y de la generación”.

A pesar de esa confesión de menor crecimiento económico, pues la oferta de bienes y servicios se deprime aún más con la paralización de las fábricas, desde el Ministerio de Economía se maquillan los números al final de cada semestre cuando dan a conocer los datos de comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB).

El graduado como ingeniero en explotación del transporte recuerda que Cuba vive una “inflación muy complicada en los últimos años”, pero prometió que ese es “uno de los problemas más visibles que tiene la economía que enfrentar y resolver”.

Sin embargo, la dependencia importadora de la economía cubana hace casi imposible que baje la inflación. Según Gil Fernández, “importamos más de 20 centavos de dólar para producir un peso de producto interno bruto (PIB). Tenemos un componente importado altísimo. Hemos hecho muchos esfuerzos en los planes: lo hemos puesto en 17 lo hemos puesto en 16 y nunca lo cumplimos. Terminamos con una tendencia de seguir importando más para generar PIB y esa es una de las limitantes principales para el crecimiento económico”.