Francia ofrece ayuda económica a Cuba para modernizar talleres de ferrocarriles

La UFC dispone de 81 locomotoras chinas, de las cuales 25 están en explotación y el resto están paralizadas por falta de mantenimiento y reparación. (Foto: Periódico Cubano)

La Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD) financiará un programa para modernizar tres talleres de ferrocarriles en Cuba durante los próximos cuatro años, con el propósito de revitalizar este importante medio de transporte deteriorado por la crisis económica que atraviesa el país.

De acuerdo con un artículo publicado en el diario oficialista Granma, los directivos de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC) confirmaron que Francia se ha ofrecido para modernizar los talles de Ciénaga y Luyanó, ambos en La Habana, y el de San Luis en la provincia de Santiago de Cuba.

En cada uno de ellos se acometerán diferentes obras de acuerdo con las necesidades más acuciantes. Por ejemplo, en Luyanó, ubicado en el municipio de Diez de Octubre, se modernizará la estructura y la tecnología de la instalación construida en la década de 1970, que ha sufrido un avanzado nivel de deterioro debido a la sobreexplotación.

Según Enrique Valdés Abreu, jefe de grupo del proyecto de modernización de los talleres ferroviarios de la UFC, la modernización de este taller es necesaria para poder dar mantenimiento a las nuevas locomotoras y coches de tecnología china que comenzaron a entrar a la Isla desde 2019.

“Con la llegada al país de los coches chinos, de pasajeros, en 2019 se introdujo un cambio tecnológico en el material rodante del ferrocarril cubano, por lo que, para asimilar este cambio, la UFC tenía que acometer trabajos para mejorar la infraestructura del taller de Luyanó, pues es una tecnología con características diferentes a las que existían”, explicó el directivo, quien agradeció la aparición del ofrecimiento francés con el cual será posible acometer esa tarea.

Ahora, con el dinero de Francia, se construirá una nueva nave de 220 metros de longitud que permitirá el mantenimiento simultáneo de un tren completo. También se instalarán equipos de tratamiento de residuales para el aprovechamiento y recirculación de las aguas. Además, se incluirá la instalación de paneles solares para proporcionar energía al taller.

Las obras contemplan la demolición de las actuales estructuras, de las cuales solo podrá recuperarse parte de las cubiertas y los perfiles de acero.

Mientras, en el taller de San Luis, en Santiago de Cuba, se prevé el mantenimiento y la modernización de las locomotoras chinas, aunque en ese caso -a diferencia del taller de Luyanó- tiene buenas condiciones estructurales, lo que minimizará los costes de inversión.

En Ciénaga, la AFD apoyará el proceso de inversión con la firma rusa Sinara para la reparación de las locomotoras de esa nación euroasiática.

Para acometer estas labores, los directivos de la UFC pretenden incorporar fuerza laboral con egresados de la nueva carrera de ingeniería de transporte y de los tecnológicos ferroviarios.

Sin embargo, resultan inciertas esas ideas, pues cada día son menos los cubanos que quieren trabajar para el Estado debido a los bajos salarios. Varios sectores sienten el abandono laboral, como la industria eléctrica, que acumula más de 14.000 deserciones en los últimos dos años.

En total, la UFC dispone de 81 locomotoras chinas, de las cuales 25 están en explotación y las restantes están paralizadas por falta de mantenimiento y reparación.

El ferrocarril en Cuba tuvo una importante influencia en la economía y el desarrollo del país durante gran parte del siglo XIX y XX. La primera línea ferroviaria en Cuba se construyó en 1837, entre La Habana y Bejucal, aunque se considera que el auge de la construcción ferroviaria ocurrió entre 1850 y 1900.

Los ferrocarriles en la Isla se utilizaron principalmente para el transporte de azúcar, el principal producto de exportación de la nación caribeña, desde las plantaciones hasta los puertos donde se exportaba en barcos.

Durante la década de 1950, antes de la Revolución Cubana, el sistema ferroviario cubano estaba en su apogeo, con más de 8.000 km de vías y trenes modernos para esa época.

Sin embargo, con el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, se produjo una nacionalización masiva de la industria y el comercio, y el sistema ferroviario no fue una excepción.

En los años siguientes, se llevaron a cabo inversiones en el sistema ferroviario, pero la falta de recursos y la mala gestión llevaron a un declive en la calidad del servicio. Durante la década de 1990, después de la caída de la Unión Soviética y la crisis económica que afectó a Cuba, el sistema ferroviario sufrió aún más, con la falta de recursos para mantener y modernizar las vías y los trenes.

En la actualidad, el sistema ferroviario en la Mayor de las Antillas se encuentra en un estado precario, con una infraestructura obsoleta y en mal estado.