ALEX OTAOLA
Otaola denuncia los excesivos precios que el régimen impone durante la pandemia
El presentador demostró cómo un módulo con muy pocos productos pueden oscilar entre los 300 y 500 pesos
El régimen de Cuba ha demostrado en más de una ocasión que prioriza la economía de sus dirigentes por sobre la de sus ciudadanos, algo que nuevamente queda en evidencia con el aumento de precios en los productos de sus tiendas en medio de la crisis económica y sanitaria.
La medida bien podría corresponder a la “necesidad” de compensar las pérdidas que genera el cierre al turismo producto de la pandemia, aunque las más de 40 brigadas médicas que ha exportado el gobierno por la misma razón le representen millones de dólares en ingresos.
Según expuso el conductor cubano Alexander Otaola en su programa “Hola! Ota-Ola”, el aumento ha sido significativo, algo que mostró en los paupérrimos módulos que le vende la dictadura a los cubanos.
Otaola indicó que, los módulos que vende el régimen, además de ser inaccesibles para los cubanos, no representan una solución real para las necesidades de los antillanos.
“Oye, pero ese gobierno como ayuda caballero, ay, es que hay que ver los discursos y todo”, expresó.
El presentador mostró cómo un módulo con pocos productos pueden oscilar entre los 300 y 500 pesos.
“Y para esto la gente tiene que dormir en la cola”, sentenció Otaola, dejando ver que no lo valen.
Desabasto en Cuba
La escasez de productos de primera necesidad, a la que los cubanos estaban medianamente acostumbrados, empeora día con día y con ello también las largas colas en los establecimientos.
Aunque el régimen ha intentado hacer ver las colas como “logros” porque significan que “hay algo” en las tiendas, lo cierto es que en ningún otro país de América se ven estos escenarios, pues la comida de todo tipo está a disposición de los clientes, sin necesidad de estar formados por una hora siquiera.
La corrupción y la falta de interés de los dirigentes cubanos para solucionar la falta de alimentos y productos básicos mediante la importación o la fabricación, que requerirían una inversión que les restaría de sus cuentas bancarias personales, han concluido en una escasez de todo tipo en la Isla.
A esto se le suma el racionamiento, endurecido por la pandemia de COVID-19 y que impide a los cubanos comprar todo lo que necesitan de una sola vez, con lo que tienen que salir prácticamente diario.
Y es que las colas kilométricas y de cientos de personas, que pueden durar horas y noches enteras, son para obtener una mísera porción de lo que esté a la venta, una barra de jabón, dos piezas de pollo, una lata de verduras, un pomo de aceite.
El desabasto reina en las tiendas y los hogares de Cuba, donde además faltan también los servicios básicos, con un sistema eléctrico deficiente y la escasez también de agua potable.