FARÁNDULA
Ricardo Arjona cumple 60 años: después de la música su segunda pasión es el básquet
El cantante ha expresado que si una feliz casualidad no lo hubiera llevado por el camino de la música, él hubiera sido deportista profesional
El artista arriba a una nueva década. (Captura de pantalla © Ricardo Arjona – YouTube)
El día de hoy, el cantante guatemalteco Ricardo Arjona celebra su cumpleaños número 60. En el marco del festejo, el intérprete de Mujeres, reconocido por sus letras poéticas, recibe homenajes y felicitaciones de sus seguidores alrededor del mundo.
El artista celebra no solo la entrada a una nueva etapa, sino también un pasado que, aunque menos conocido, revela facetas sorprendentes de su vida: su paso como basquetbolista destacado antes de conquistar los escenarios musicales.
Con una carrera que abarca más de tres décadas y se extiende por diversos géneros, desde la balada pop hasta incursiones en el rock y la música folclórica latinoamericana, Arjona ha dejado una huella imborrable en la historia de la música en español.
Sin embargo, en esta ocasión, nos sumergimos en el recuerdo de sus años adolescentes, cuando su estatura de 1.95 centímetros lo catapultó al mundo del baloncesto.
En los 80′, se batió récord guatemalteco de puntos de básquetbol en un partido profesional. El autor: Ricardo Arjona pic.twitter.com/UQXoVccKTP
— Datos Freak (@DatosFreak) March 12, 2015
En ese entonces, los Leones de Marte, un equipo muy popular en Guatemala, identificaron el talento de Arjona para el baloncesto. Su habilidad para encestar y su impresionante récord, que permaneció imbatido hasta el año 2005, lo llevaron a ser parte de la selección juvenil de Guatemala.
En un partido memorable, el joven Arjona anotó un asombroso total de 79 puntos, dejando una marca que se destacaría en las portadas de periódicos y generaría elogios tanto de propios como de extraños.
Su exentrenador, Enrique Amaya, recuerda aquellos días con admiración, destacando la seriedad y la determinación con que Arjona asumía su rol como basquetbolista.
“Era muy serio al representar su papel de basquetbolista. Era muy tranquilo. Él separaba el deporte y la música”, comenta Amaya, revelando la dualidad de intereses que caracterizaban al joven talentoso.
Arjona no solo sorprendía en las canchas, sino que también recibía el respaldo constante de sus compañeros, quienes colaboraban para dejar una cifra de puntos difícil de superar.
“Arjona recibió constante colaboración del resto de sus compañeros para dejar esa cifra que, indudablemente, va a ser difícil de superar por buen tiempo”, se leía en una portada que mostraba al músico en un espectacular salto, evidenciando la destreza física que complementaba su virtuosismo musical.
#TBT @Ricardo_Arjona «Después de la música, su 2da. pasión el basquetbol, se reunía con sus amigos a jugar un 21. pic.twitter.com/93F4FKATNr
— Pandilla Arjoneana (@ArjonaPandilla) May 26, 2016
Los caminos de la vida llevaron a Arjona hacia México, donde decidiría dejar atrás las canchas y buscar su desarrollo como músico. Su elección de la guitarra sobre la pelota marcó un punto de inflexión, desencadenando la historia de éxito que conocemos hoy.
“Cuando se va a México deja todo por un lado y busca su desarrollo como músico. Acá, en Guatemala, el baloncesto tampoco tenía como una imagen de desarrollo muy clara”, explica Amaya sobre la decisión crucial que definiría el rumbo de la vida del artista.
En el día de su cumpleaños, Arjona no solo celebra el regalo de un año más de vida, sino que también reflexiona sobre los capítulos menos conocidos de su historia personal.
Sus años como basquetbolista no solo revelan su habilidad atlética excepcional, sino también su capacidad para equilibrar dos pasiones: el deporte y la música.
Mientras sus seguidores le envían mensajes de felicitación por su cumpleaños, la dualidad de Ricardo Arjona como basquetbolista y músico emerge como un recordatorio de que la vida está compuesta por capítulos diversos y sorprendentes.
En el escenario de su existencia, Arjona ha anotado canastas musicales que resuenan en el corazón de millones, pero no olvida los tiempos en los que sus canastas eran de otro tipo, las que conquistaban la cancha de baloncesto.
