OPINIÓN
Cuba y su más incierta palabra: FUTURO
La última vez que tomé un avión fue para darle un vuelco a mi vida. En aquel entonces no era consciente de que eso era lo que estaba haciendo. Nada, que salí de Cuba pretendiendo regresar en 15 días. Allá dejé un gato, mis libros, una numerosa familia y mis más cercanos compinches de juergas y tertulias, que se quedaron esperando por mí para seguir poniéndole color a la rutina habanera.
Cuando notifiqué oficialmente sobre mi repentina decisión (que no por repentina dejó de ser pensada y sensata) pasé a conformar la lista de “los que ya no están”, “la una menos”, “otra más”. Y así, entre criterios a favor y en contra (obviamente más los Pro que los Pero) sobreviví a esos primeros días y comencé a asimilar el proceso de estar en la otra orilla, cosa que le hace algunos reajustes a un cerebro que prácticamente estuvo en piloto automático por casi 30 años.
Sí, yo tenía unos 28 cuando salí definitivamente del pedacito de tierra, ese que está en medio del mar Caribe. Yo creía que estaría más tiempo en él, pero el momento llegó más pronto de lo que pensé. La verdad, yo vivía mis días sin desespero, incluso me visualizaba como alguien feliz, y hasta conforme; a pesar de que a veces entraba en la catarsis de que los “Ta” ya me venían encima con algunos asuntos pendientes y metas inalcanzables. Pero cuando caía en ese trance, rápidamente miraba a mi alrededor y me daba cuenta de que no estaba siendo la única, aunque sí ya figuraba como un raro ejemplar dentro de aquella isla.
Las escasas veces que tenía la oportunidad de lidiar con internet podía apreciar grosso modo toda una generación, y más, esparcida por el resto del mundo. Era el momento en que inevitablemente me respondía las preguntas que siempre rondaban mi realidad y la de muchísimas personas que habitan perennemente en Cuba. Claro que todas llevaban una respuesta obvia, con un denominador común: la emigración.
Un día, ya fuera del terruño, tuve la dicha de que una gran amiga pudiese lograr navegar por la “eficiente” conexión que ofrece ETECSA y mediante una videollamada turbulenta, a veces frizada, nos vimos las caras y pudimos reírnos como locas, también un llantico entre chisme y chiste. Me dijo: “el otro día salí, y me sentí vieja, todo lo que había era de 25 para abajo”.
Esa amiga, que ya se las ingenia para orientar su brújula, da lo mismo Sur que Norte, tiene 30 años, un título universitario, es inteligente, independiente, con una luz envidiable, y con todo un historial sobre soltería e interacción con el sexo masculino muy interesante. Pero que nadie piense que mi amiga es de las más exigentes, o una feminista de las radicales; mi amiga, como otras muchas que tengo, es alguien simple, solo que le toca convivir prácticamente en una isla desierta.
Nosotras las mujeres tenemos, en este caso no se si llamarlo desventaja, un marcador biológico que en un tiempo determinado comienza a emitir señales. Imagínenselo como un reloj despertador que no para de sonar hasta que uno le deja caer toda la fuerza de la mano encima; así un poco es el panorama, digo yo, de cualquier mujer que ya se está adentrando en una etapa de total madurez. Algunas se controlan más que otras, pero por naturaleza propia del ser humano, más allá de la necesidad de procrear, a todos nos gusta vivir en pareja, o para no ser absoluta, a la mayoría. En Cuba, hasta eso, ya constituye un reto.
Dicen que ahora apenas hay pan, y que el transporte hace a la gente revivir los años 90; también se habla de una constitución que supuestamente ha sido transformada pero que a la larga sigue conservando la esencia de aquella que inventaron en el año 76, la misma que ha legitimado un sistema del que muchos han huido en masa, a modo de supervivencia. Mi lista de allegados de “los que se fueron” sigue aumentando, basta con solo echar un ojo al Facebook. Y del bando de los que aún permanecen, una buena parte está buscando las vías de montarse al Arca de Noé.
A todas estas hay quien se pregunta: ¿Futuro en Cuba?, y yo me respondo para mis adentros con cierto pesimismo: no sé, lo único real es que este chicle se sigue estirando.
Artículo de opinión publicado bajo la Política de Renuncia de Responsabilidad de Periódico Cubano
Marisol
11 de enero de 2019 at 9:42 AM
¡¡¡Futuro, si futuro!!! Ya es hora de tener lo que nos han quitado que es la libertad económica. ¡¡¡¡Nos la quitaron los americanos y aún no nos la han devuelto !!!
Gordon
10 de enero de 2019 at 6:46 PM
Los cuabnos que estan del lado de aca siempre mencionan lo malo que esta cuba y la cantida de cubano que siguen viniendo. Pero yo me pregunto porque no mencionan la cantida de cubanos viviendo por años afuera de la isla incluyendo la USA. Que deciden volver a vivir en Cuba. Me pregunto si es que los cubanos de aca son ignorantes o se hacen los ignorante o es que en realida estan tan ciegos en eso del sueño americano que solo ven a los que salen de Cuba.
Analista
10 de enero de 2019 at 4:21 PM
¿Hacia dónde emigraste Dulce María? ¿Encontraste TU futuro, o sólo “tropezaste” con él?
Decir que Cuba NO TIENE FUTURO es algo que solamente he oído decir a aquellos que JAMAS HICIERON NADA POR EL FUTURO DE SU PAÍS, aquellos que solo estuvieron viviendo o vegetando en él.
Para mi, el mayor de los problemas que existe en Cuba es ese grupo de gente como tú, por desgracia más grande cada día, que espera “como pajarito hambriento” que “el Gobierno” lleve a su boca todo aquello que necesita o cree necesitar, pero sin “tirar un chícharo” para obtenerlo.
Como tu, TODOS ESTÁN PREDESTINADOS A EMIGRAR Y CONTINUAR CON LA CANTALETA DE QUE CUBA NO TIENE FUTURO, aunque sea para sentirse mejor con ellos mismos.
Espero no sientas nostalgia de tu tierra, deseos de volver, como he oído de tantos emigrados. Espero hayas conseguido tu independencia financiera (cosa que casi nadie tiene, al menos en USA) y no formes parte de aquellos para los que “el sueño Americano” se les ha convertido en “la pesadilla americana”, viviendo al día y ahogados en “billes”
Periódico Cubano
10 de enero de 2019 at 7:53 PM
Señ@r Analista:
Con todo mi respeto hacia su criterio le hago una pregunta: ¿en que planeta usted vive?…¿o padece usted de algún mal en la vista?
Según datos de la División de Emigración de la ONU, la cifra de cubanos fuera de Cuba asciende a 2,4 millones. Ese grupo millonario está conformado por los que “JAMAS HICIERON NADA POR EL FUTURO DE SU PAÍS, aquellos que solo estuvieron viviendo o vegetando en él”, como bien usted dice. Más de dos millones de cubanos que prefirieron marchar sin aportar al bienestar de su país(internamente, porque le recuerdo que MUCHISIMAS familias en Cuba viven de la ayuda que reciben de esos que se fueron) no le parece una cifra exagerada?…¿Qué pasa entonces, el problema es de los habitantes de MI TIERRA, que al parecer tienen un remarcado gusto por emigrar, o de quienes se atribuyeron el derecho de decidir el destino de ellos?
Ya que estamos, otra interrogante me salta: ¿Cómo se costea el acceso a nuestro sitio, ya que sabemos que es un ferviente lector? Se lo paga el gobierno cubano, porque dudo que con un salario de la isla pueda usted tener esa activa labor de cibernauta que muestra. O acaso es uno más de los que vive en el exterior “para pagar billes”(entre ellos el de internet) que defiende desde “afuera” un sistema senil, arcaico y caduco. De ser esta última, sería usted un raro ejemplar.
Dudo mucho que los de mi generación defiendan tanto, de manera genuina, como usted lo hace.
Gracias por leer, es un inmenso gusto escribir también para lectores como usted.