Murió Armando Sosa Fortuny, preso político del régimen

En horas de la noche de este lunes 28 de octubre perdió la vida en la sala de penados del Hospital Amalia Simoni de la ciudad de Camagüey Armando Sosa Fortuny, quien a sus 76 años de edad permaneció durante más de dos décadas como preso político del régimen cubano.

Así lo informó este martes el director del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), Alejandro González Raga, quien a través de su cuenta en la red social Facebook realizó una publicación revelando los pocos detalles que hasta el momento se manejan en relación al deceso de Sosa Fortuny.

“Armando Sosa Fortuny ha muerto en la sala de penados en el hospital Amalia Simoni de Camagüey tras pasar más de 40 de sus 78 años en cárceles cubanas. Condenas cumplidas en dos tiempos. Armando estaba solo en Cuba, sin familiares que lo atendieran, hoy me dicen que un sobrino suyo ha sido designado para acompañar su cadáver, para lo cual la Seguridad del Estado ha facilitado el transporte. Una treta más del régimen”, expresó.

González Raga, quien fue compañero del fallecido durante los cuatro años que estuvo internado en el penal “Kilo 8” de Camagüey, aprovechó el momento para expresar su pesar por esta pérdida señalando el trato injusto que las autoridades cubanas brindaron a Sosa Fortuny quienes a pesar de que su condición de salud era cada vez más grave, se negaron a  otorgarle libertad condicional y permitieron su muerte en la cárcel.

“Alcemos la voz condenado el ensañamiento contra este cubano necesario e imprescindible para entender conceptos como coraje, amor a la patria, consagración. Las nuevas generaciones de cubanos no conocen estas historias cubanas de intramuros y las anteriores no quisieron conocerlas. Armando debía estar en libertad condicional hace mucho, pero el régimen decidió que muriera en prisión y allí murió”, continuó el mensaje del director del OCDH.

En los últimos meses de su vida Armando Sosa había presentado serias complicaciones médicas provocadas por su diabetes y las inadecuadas condiciones en las que se encontraba en el referido recinto penitenciario, donde ya había cumplido 26 de los 30 años de condena que le habían impuesto.

La razón por la cual este antillano fue condenado y su caso fue tratado con tanta indiferencia a sus padecimientos, es porque el régimen lo considera como un traidor por haber participado en acciones que pretendían poner fin a la dictadura en Cuba y tras ser detenido le imputaron las cargos de “infiltración, entrada ilegal a Cuba y otros actos contra la Seguridad del Estado”.