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Adolescente cubano de 14 años fallece en una fiesta en Arroyo Naranjo
Su muerte se encuentra relacionada con un hecho violento en pleno festejo
Un adolescente cubano de tan solo 14 años perdió la vida de manera violenta en medio de una fiesta que se realizaba en el reparto Poey, del municipio habanero Arroyo Naranjo, según diversas fuentes en redes sociales.
El joven, identificado con el nombre de Antoni, fue víctima de una pelea que se desencadenó en horas de la madrugada de este viernes. Los detalles del lamentable hecho aún no se encuentran claros.
En Facebook se publicaron emotivos mensajes y condolencias a los familiares del menor. Algunos usuarios dieron a entender en sus escritos que el joven se encontraba vinculado con compañías peligrosas.
“Mi primer ahijado, cuánto siento esta partida mi niño transparente, fue algo insuperable, solo sé yo y el mundo que fue a traición porque de frente no hay quien te gane. Serás el menor que pondrá a Poey de luto”, dijo la madrina, identificada como Alianna Cárdenas.
Otro conocido de la víctima expresó: “Mi niño, asere, mil veces hablé contigo. Te dije de ese ambiente, yo prometo siempre recordarte como el mejor menor de Poey”.
En los comentarios, un usuario llamado Jaime Morón dio un mensaje importante a los padres de adolescentes en la Isla. “En paz descanse, no es el momento para culpar a nadie por su partida, solo quiero decir algo, los padres tenemos que chequear bien de cerca con quién se reúnen nuestros hijos”, manifestó.
Cuba ha estado lidiando con un incremento en los índices de criminalidad en los últimos tiempos, y este incidente ha encendido las alarmas en una comunidad que anhela un entorno seguro.
Según la organización no gubernamental Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, la nación caribeña registró 33 asesinatos en el primer trimestre del año; y en el segundo, esta cifra tuvo un aumento del 43%. Este acto delictivo, junto con los robos, se detectaron en gran medida en las provincias de La Habana, Villa Clara y Guantánamo.
La organización precisó que las estadísticas oficiales pueden no reflejar la magnitud real del problema, debido a la falta de transparencia gubernamental y la reticencia a denunciar crímenes.