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Chelo Alonso, la actriz cubana que rechazó a un príncipe y conquistó Italia

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Chelo Alonso, la actriz cubana que rechazó a un príncipe y conquistó Italia

Chelo Alonso

Bautizada como Isabel Apolonia García Hernández, sería reconocida mundialmente por su nombre artístico Chelo Alonso. (Captura de pantalla © Classmoviesetc – YouTube)

A finales de los años 50, los periódicos italianos de Roma solo hablaban de una actriz exuberante con acento extranjero que dejaba a pocos indiferentes con su belleza exótica y mirada penetrante. Todos la conocían como Chelo Alonso, la diosa del péplum, un género cinematográfico que reunía las películas ambientadas en la antigüedad.

La popular actriz nació en 1933 en el Central Lugareño en Camagüey. Sus padres fueron un técnico azucarero y una ama de casa de origen mexicano. La bautizaron como Isabel Apolonia García Hernández, una identidad que cambió después por su nombre artístico Chelo Alonso.

Desde temprana edad, la joven se sintió atraída por la danza, y su familia, lejos de oponerse, fomentó su talento. Con apenas 16 años, dejó su pueblo natal y se instaló en La Habana, donde la contrataron como bailarina en el Teatro Tacón. Pronto su estilo sensual y elegante le abrió las puertas de los principales escenarios de la época.

Luego de una breve trayectoria en Broadway, se muda a París en 1957 y se convierte en una de las figuras más importantes del cabaret Folies Bergere, famoso por recibir a personalidades como Charles Chaplin, Frank Sinatra y Édith Piaf. El éxito de la joven fue inminente, tanto que la prensa la llamaba “la nueva Josephine Baker”, refiriéndose a la mítica vedette parisina.

Por medio de un amigo en común, Chelo contacta con el representante del actor Steve Reeves, quien por ese entonces había ganado fama por protagonizar el filme Hércules, y terminan ofreciéndole un papel secundario en la película Bajo el signo de Roma (1959), en la que debía interpretar a una bailarina. Sin dudarlo, la joven abandona el cabaret y se marcha a Italia.

Bastó esta pequeña actuación para que su carrera como actriz despegara. En unos pocos meses, ya asumía papeles de coprotagonista y llegó a grabar siete películas en menos de un año. Junto a Reeves, también trabajó en las producciones El terror de los bárbaros (1959), Morgan el pirata (1960), La espada del sarraceno (1959) y El terror de la máscara roja (1960).

Chelo Alonso tiene el mérito de protagonizar en solitario un péplum como líder de un poblado atacado por tártaros. Esto no era común en el género, en el que se solía destacar la masculinidad y heroicidad del hombre por encima de la sensualidad y la fatalidad de las mujeres.

En su vida no faltaron las proposiciones románticas. El Príncipe Abdul Rahman, nieto del Sultán de Johor en Malasia, le propuso matrimonio con la condición de que no volviera actuar en público. No hubo boda, pero todos los periódicos de chismes comentaron el suceso. Según los diarios, Chelo rechazó la petición porque consideraba que su carrera era lo más importante.

La actriz y bailarina cubana termina casándose con el productor italiano Aldo Pomilia, padre de su único hijo, dándole de qué hablar a la prensa de la península. Con los años, se retiró del mundo artístico y fundó la compañía discográfica Aris.

Tras la muerte de su esposo en 1986, se estableció en Mentana, donde se dedicó a la hostelería y a la adopción de animales abandonados hasta su fallecimiento en 2019, a la edad de 85 años.

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