¿Cómo beneficiaría la Ley de Bienestar Animal a las especies endémicas de Cuba?

A solo dos días de que termine el mes, el gobierno de Cuba no se ha vuelto a pronunciar sobre la Ley de Bienestar Animal que prometió estaría lista antes del 28 de febrero.

Aunque las probabilidades para que se apruebe de manera tan súbita y en fin de semana son reducidas, los animalistas cubanos esperan que el Ministerio de la Agricultura (Minag) cumpla su palabra y ponga fin a un largo historial de maltrato animal en la Isla.

Ya sea que llegase a aprobarse este fin de semana o más adelante, el tema sigue sobre la mesa, por ser necesario para la protección, no solo de animales domésticos y callejeros, sino de la biodiversidad de Cuba.

En ese sentido, uno de los puntos más importantes de la ley sería la prohibición al tráfico de especies exóticas, un delito en la mayoría de los países que en Cuba no está contemplado ni es regulado por ninguna autoridad.

A pesar de ser una Isla, Cuba cuenta con varias especies endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro hábitat fuera del país, que podrían beneficiarse con esta ley.

Uno de ellos es el Tocororo o Trogón tocororo (Priotelus temnurus), considerada el ave nacional de Cuba, y que destaca un plumaje llamativo con los mismos colores que predominan en la bandera cubana: azul, rojo y blanco.

También está la Majá de Santa María (Epicrates angulifer), una especie de boa constrictor que destaca por su enorme tamaño, que puede alcanzar los 6 metros en la edad adulta.

Este reptil posee hábitos nocturnos, vive en cuevas o se refugia entre los agujeros de las rocas, y como todas las boas, utilizan su cuerpo para asfixiar a sus presas para, luego, engullirlas.

En uno de los animales más traficados, debido a los patrones de su piel y a que hay quienes buscan tenerlas como mascota. Recientemente, el activista Javier Larrea denunció el intento de venta de una de ellas a través de Facebook, pero todavía no había cómo proceder legalmente por el hecho.

Otra especie endémica de la Isla es el zunzuncito (Mellisuga helenae), conocido también como “pájaro mosca”, y que es en realidad una variante del colibrí.

Esta ave es considerada la más pequeña del mundo, superando con dificultad los 60 mílimetros de longitud en la etapa adulta.

A pesar de ser difícil de encontrar en su hábitat natural debido a su tamaño, es muy cotizada tanto por traficantes como por personas que buscan tenerlas enjauladas como animal doméstico, lo que ha reducido considerablemente su población y por lo general termina en la muerte del animal encerrado.

El cocodrilo cubano (Crocodylus rhombifer), es uno de los animales endémicos en mayor peligro de extinción, y también de los más icónicos, llegando a ser mascotas del dirigente Fidel Castro.

Su población ha disminuido radicalmente en las últimas décadas debido a la caza furtiva, pues su piel y su carne tienen un alto valor en el mercado internacional.

Actualmente, los últimos individuos de esta especie viven en el sureste de Cuba, principalmente en la Isla de Pinos y en la Ciénaga de Zapata.

Este ejemplar es uno de los cocodrilos más pequeños del mundo, raramente superando los 3 metros de largo, y se alimenta principalmente de aves, peces y pequeños mamíferos.

Parece ser que algo en los ecosistemas de Cuba influye en la aparición de animales diminutos, pues la ranita pigmea (Eleutherodactylus limbatus), conocida también como Ranita de Monte Iberia, y también endémica de Cuba, es considerada el anfibio más pequeño del mundo.

La ranita pigmea mide entre 9 y 10 milímetros, y habita mayormente en las Cuchillas del Toa, aunque se pueda observar pequeñas poblaciones en otras regiones del archipiélago caribeño.

Otro animal altamente cotizado por traficantes de especies es el perico cubano (Aratinga euops), conocido también como catey o cotorra cubana.

Esta ave resulta muy carismática, con un aspecto es parecido al de la famosa cotorra argentina, con un plumaje predominantemente verde, pero exhiben un rojo vivaz en su garganta, en la parte anterior de su cuello y en las mejillas.

Su población ha disminuido de manera alarmante en las últimas cinco décadas, principalmente debido a su captura, tanto para vender fuera, como dentro de la Isla.

De aprobarse la Ley de Bienestar Animal en Cuba, se podría actuar legalmente contra los traficantes de animales y podría garantizarse la protección de estas y otras especies también en estado salvaje, garantizando su seguridad y la conservación de su hábitat.