Cuba emite una de sus más controversiales declaraciones sobre libertad de expresión

La Unión de Periodistas de Cuba cumple con los designios del castrismo para regular el ejercicio del periodismo en la Isla. (Foto: Periódico Cubano)

La Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), regida desde el gobierno, emitió una de sus más hipócritas declaraciones esta semana, al condenar lo que considera la imposibilidad de que el mundo conozca diferentes versiones del conflicto bélico desplegado por Rusia en Ucrania, al mismo tiempo que no reconoce en su propio país la prensa alternativa, y solo el oficialismo puede tener voz y derechos.

“Desconectar a Rusia de las plataformas comunicacionales del mundo, prohibir sus medios informativos, condenar periodistas por no sumarse a la rusofobia desatada, es cuando menos una violación de derechos consagrados, como informarse contrastando diversos enfoques, y de la libre expresión de millones de personas que carecerán de todos los elementos necesarios para evaluar el conflicto”, comienza refiriendo la UPEC.

No haría falta leer más. El cinismo de la institución estatal queda plasmado desde sus primeras palabras. Total desfachatez es abordar lo que valoran como una violación a la libertad de prensa y, más aún, a la libertad de expresión, tal como señala el comunicado, pese a que se trata de los mismos derechos que vulnera el régimen en Cuba y quienes se supone, están al frente de la prensa nacional no dicen nada, sino que acatan y reproducen la censura.

Mientras en el país caribeño quienes se dedican, totalmente desprotegidos por la ley, al periodismo alternativo son hostigados diariamente (arrestos domiciliarios, detenciones arbitrarias e incluso procesos penales por delitos fabricados en su contra), Cuba se «indigna» porque los medios rusos estén sufriendo sanciones.

Mientras el nuevo Código Penal, que se aprobará el próximo mes de abril, está orquestado para castigar con varios años de cárcel a quienes reciban financiamiento desde el extranjero para ejercer una labor (prensa independiente entre ellos), el gobierno castrista «lamenta» que se estén «condenando a periodistas» rusos a la censura.

Podría pensarse que términos como “libertad de expresión”, “censura” y “democracia” no aparecerían en el discurso de un sistema totalitario, que precisamente se basa en mecanismos de silenciamiento de toda voz en contra, pero el oficialismo cubano demuestra una vez más que perdió la vergüenza hace mucho tiempo y no se puede esperar nada coherente de sus instituciones.

La #UPEC 🇨🇺 denunció hoy la censura contra Russia Today (RT), Sputnik y otros medios rusos, y calificó estas medidas como un atentado a la cultura, amplificado al punto de la inquisición medieval con la literatura rusa y otras manifestaciones artísticas pic.twitter.com/OA6akKx0k8

— Bohemia (@bohemia1908) March 7, 2022

“Gracias a la censura contra Russia Today (RT), Sputnik y otros medios rusos, el único relato que parece existir es el de Washington. Junto con la OTAN, Estados Unidos se ha autoproclamado juez de la verdad mundial”, continúa la declaración.

Paradójicamente, esto lo dice el organismo que “representa” a la única prensa autorizada en Cuba: la controlada por el gobierno. Las mismas palabras con las que la UPEC critica las sanciones contra Rusia, que la comunidad internacional estima necesarias para intentar frenar una desgarradora guerra, pueden aplicar en Cuba, pero en este caso ante una censura cuyo único fin es que un gobierno no sea derrocado democráticamente.

“Gracias a la censura contra medios cubanos de prensa independiente, el único relato que parece existir es el del régimen castrista. Junto con el Partido Comunista, Cuba se ha autoproclamado juez de la verdad en ese país”, podría usarse en su contra.

La declaración de la UPEC prosigue «alertando» sobre «esta guerra contra la información, contra el periodismo honesto y contra la cultura, una guerra que echa por tierra conceptos y valores conquistados por toda la humanidad a lo largo de su historia. Niegan los principios democráticos más elementales y demuestran la dictadura del gran capital en función de sus intereses».

“La desinformación es crimen de lesa cultura, y en las actuales circunstancias favorece el apogeo del neofascismo y otros males”, concluye.

Si fueran coherentes con su postura, lo que sabemos que es imposible, el gobierno instaurado desde 1959 debería ser condenado, entre otros crímenes, por la desinformación que ha sustentado en una censura que no afecta solo a la prensa, sino a todos los niveles de la vida cotidiana en el país.