Desgarrador testimonio del padre de Fabián, uno de los jóvenes fallecido en el incendio de Matanzas

Fabián Naranjo Núñez y Leo Alejandro Doval Pérez de Prado antes de salir para el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas. (Foto: Julio Gonpagés-Facebook)

El padre de Fabián Naranjo Núñez, uno de los jóvenes fallecido en el incendio de Matanzas, confiesa que no duerme en las noches; su vida cambió cuando el 6 de agosto recibió un mensaje de su hijo, donde este le contaba que iría a apagar las llamas de la Base de Supertanqueros.

A las 4:18 a.m. del sábado, lo despertó un mensaje recibido desde un número de teléfono desconocido. Nunca imaginó que serían las últimas palabras que recibiría de su hijo, quien falleció a los 19 años, mientras cumplía el Servicio Militar Obligatorio en el Comando 3 del Cuerpo de Bomberos, ubicado en el Aeropuerto Internacional ‘Juan Gualberto Gómez’ de Varadero

“Papa (papá), soy fabian, ahoea sono (ahora sonó) la alarma de emergensia (emergencia) y tuvimos q (que) salir para aya (allá), no te preocupes q (que) voy a estar bien, estar al pendiente por si pasa cualquier cosa sal de versayes (Versalles) que la cosa es seria, cuídate, aaaaa yo estoy escapado, soy BOMBERO JAJAJA ” [sic], decía el texto.

En entrevista concedida a OnCuba, el hombre aseguró haberse quedado “en el aire cuando vi aquello, aunque enseguida caí en cuenta de lo que estaba pasando y ya no pude dormir más. Me puse como loco, no sabía qué hacer…”

A la mañana siguiente, familiares y amigos comenzaron a llamarlo para contarle que había heridos debido a la explosión en la Base de Supertanqueros, pero que Fabián no estaba. “Ellos habían hablado con él la noche anterior por alguna vía y les dijo que su camión no salió para el incendio tras la primera alarma. Fue entonces cuando les conté del mensaje, de la segunda alarma; se quedaron sin habla”, relató.

Tras recorrer los hospitales de la ciudad en busca de información sobre su hijo, fue al puesto de mando habilitado en el hotel Velazco. El personal del Ministerio del Interior que allí se encontraba, recordó, fue sincero.

“Ellos nos ofrecieron detalles de lo que sucedía y no nos ocultaron nada, al contrario, fueron muy claros al explicarnos que el incendio no estaba controlado y que no era posible entrar a la zona para buscar sobrevivientes”, aseguró.

Las imágenes del incendio y el caos que se vivía en la ciudad pronto lo convencieron de que no vería a Fabián con vida. “Estaba consciente de que después de tanto tiempo y con temperaturas extremas, era imposible que mi hijo estuviera vivo. Es duro aceptarlo, pero yo sabía, y así lo confirmamos después. Por separado, nos comunicaron a cada familia que los muchachos estaban fallecidos”.

Ahora el padre espera poder acceder al lugar donde su hijo murió para rendirle honores: “Se lo he pedido a los oficiales del Ministerio del Interior, que me dejen llegar al lugar del hecho, verlo en blanco y negro, en directo. Sé que ahora no se puede, pero en algún momento quisiera pararme ahí y rendirle tributo a mi hijo y a todos los que fallecieron junto a él”.

El próximo 24 de agosto, Fabián cumpliría 20 años y su familia espera reunirse en un punto que conecta el Valle del Yumurí con el reparto Versalles. El padre intenta vivir su dolor “sin drama”, por su familia, pero confiesa que “a veces me levanto solo por la madrugada y me pongo a llorar, no puedo dormir. Por eso me he puesto a chapear como un loco estos dos días, para no pensar, para cansarme y caer en la cama. Quiero soltarlo todo, desahogarme, porque es muy difícil”.

Esta es la segunda vez que su familia se enfrenta a una tragedia similar. “Cuando yo tenía dos años, mi hermano de 19 murió en un accidente. Mis padres tuvieron ese dolor por dentro siempre; ahora me ha tocado a mí”.