Espía Víctor Manuel Rocha recibe solo 15 años de cárcel tras acuerdo de colaboración

Rocha ocupó varios cargos importantes estando en La Habana, entre ellos el de Oficial Principal Adjunto en la entonces Sección de Intereses de EEUU. (Captura de pantalla © 2001-2009.state.gov – Web)

El exembajador de Estados Unidos, Víctor Manuel Rocha, quien se declaró culpable de espiar para Cuba durante más de 40 años, fue condenado este viernes 12 de abril a solo 15 años de prisión tras llegar a un acuerdo de colaboración con la fiscalía.

Durante el juicio federal realizado en Miami, la jueza Beth Bloom lo catalogó como “un enemigo del gobierno de EEUU”, subrayando la gravedad de sus acciones contra la democracia y la seguridad nacional.

Todavía está por verse qué tanto aportará a los agentes del FBI para que desentrañen los posibles agentes de la inteligencia castrista que actualmente actúan en el país norteño. Por esa razón, algunos críticos de sus acciones argumentan que 15 años de cárcel es muy poco tiempo, considerando que la otra espía estrella del régimen castrista, Ana Belén Montes, fue condena a 25 años de prisión.

Sin embargo, los tres lustros de privación de libertad para Rocha significarían pasar el resto de su vida tras las rejas, ya que actualmente tiene 73 años de edad.

De acuerdo con un reporte de El Nuevo Herald, el ciudadano de origen colombiano se declaró culpable de conspirar para defraudar al gobierno estadounidense y actuar como agente extranjero ilegal. Después pidió la palabra para ofrecer disculpas a la jueza, a EEUU y a su familia por sus acciones.

No obstante, se justificó por el ambiente de proliferación del comunismo que estaba presente durante su juventud. “Como estudiante, estuve fuertemente influenciado por la política radical de la época”, argumentó. “Hoy ya no veo el mundo a través de los ojos radicales de mi juventud”.

La jueza Bloom mostró su descontento con el acuerdo de declaración de culpabilidad propuesto inicialmente por los fiscales, pues no se contempla la confiscación de las propiedades de Rocha y tampoco se asegura la restitución a las víctimas adicionales.

En ese sentido, Bloom añadió a la sentencia una multa de medio millón de dólares y planteó la posibilidad de futuras audiencias para revisar la restitución y las penalidades adicionales, incluyendo la posibilidad de revocar su ciudadanía estadounidense.

El caso de Rocha ilumina no solo su traición, sino también la habilidad continua de Cuba para infiltrar agentes dentro del gobierno de EEUU. Este caso se suma a otros de alta traición que han conmocionado a la comunidad de inteligencia y diplomática, como los de la mencionada boricua Ana Belén Montes y Walter Kendall Myers, resaltando desafíos críticos que enfrentan las agencias de inteligencia estadounidenses.

De cara a la opinión pública quedan muchas preguntas por responder, por ejemplo: ¿Cuánto daño causó realmente? ¿Qué secretos le pasó a Cuba? ¿Por qué pudo cumplir las órdenes de Cuba durante tanto tiempo sin ser detectado? ¿La información que está revelando en qué ayuda a los agentes del FBI? ¿Qué medidas pueden tomar las agencias federales para contrarrestar los esfuerzos de la inteligencia cubana por colocar espías en el centro del gobierno de EEUU?

Víctor Manuel Rocha: de Colombia a alto funcionario del Departamento de Estado

Víctor Manuel Rocha nació en Colombia y se mudó a EEUU, donde ascendió en el ámbito diplomático hasta llegar a ser embajador. Su carrera en el Departamento de Estado abarcó más de 40 años, durante los cuales ocupó diversos cargos significativos tanto en América Latina como en otras regiones.

Rocha se desempeñó como embajador en Bolivia durante la administración de George W. Bush en el año 2000. Previamente, había trabajado en la oficina de asuntos interamericanos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca entre 1994 y 1995.

Además de sus cargos oficiales, Rocha estuvo implicado en varias iniciativas de alto perfil que influyeron en la política de EEUU hacia América Latina, especialmente hacia Cuba. También pasó dos años como segundo al mando en la misión diplomática del gobierno norteamericano en La Habana, un período marcado por momentos de alta tensión y negociaciones críticas, como la firma de los acuerdos migratorios tras la crisis de los balseros y el derribo de avionetas de Hermanos al Rescate.

Después de retirarse del servicio público en 2002, Rocha trabajó como asesor en el sector privado y continuó involucrado en asuntos relacionados con Cuba, incluyendo esfuerzos para normalizar las relaciones entre ambos países.

A lo largo de su carrera, Rocha fue conocido por su profundo conocimiento de los asuntos latinoamericanos y por su habilidad para manejar situaciones diplomáticas complejas. Su educación incluye un título de la prestigiosa Universidad de Yale.