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Francisco de Arango y Parreño: el más ilustre y visionario del siglo XVIII en Cuba

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Francisco de Arango y Parreño: el más ilustre y visionario del siglo XVIII en Cuba

Al proyectar una política de desarrollo hacia formas capitalista no tenía en cuenta el pobre nivel de desarrollo del país

Francisco Arango y Parreño

Francisco de Arango y Parreño (1765 – 1837) fue un político y hacendado criollo de gran labor en el movimiento reformista de principios del siglo XVIII en Cuba. (Foto: Litografía de la Biblioteca Nacional de España)

Francisco de Arango y Parreño quien fuera a no dudar el principal impulsor del liberalismo económico en Cuba desde fines del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX, constituye una figura de difícil diagnóstico al enjuiciar su papel en la incipiente formación de la nacionalidad cubana.

Pero quien era en realidad este baluarte Reformista que puso primero que todos los intereses de los hacendados cubanos frente a las políticas de la Metrópolis, aun cuando toda su actividad política giraba en torno a la órbita de España, él supo deslindar los intereses contrapuestos de ambas partes.

Quien se consideraba un español de ultramar había nacido en 1765, etapa ya en que se abría un nuevo estadio propio del capitalismo colonial dependiente de plantación. Esta nueva dirección económica marcaría un cambio radical en su concepción de la economía cubana.

Cierto que toda su actividad en las Cortes, se mantenía dentro del Reformismo, aun cuando se gestaba en él un proyecto de negación del status colonial de la Isla, muy limitado pero motivador para la obtención de mejoras para los hacendados criollos. Este es el enigma para ser juzgado.

Si en un primer momento fue promotor de la trata negrera, pronto comprendió que esta. Se convertiría en un freno para la agricultura, el comercio y la manufactura, esta fue la base que esgrimiría en su famoso Discurso sobre la agricultura de la Habana y medios de fomentarla, de 1792, y que causó gran impacto dentro de las cortes españolas. En esta compleja alocución puso especial énfasis en resolver el problema de las fuerzas de trabajo.

Su plataforma comprendía:

  • Libertad de comercio dentro de todos los puertos españoles
  • Fomentar la emigración blanca
  • Planteaba la necesidad inevitable de la supresión de la esclavitud
  • Aumentar la masa campesina como vía para el desarrollo de la agricultura
  • Promover el aumento de la producción azucarera
  • Mejoramiento de la situación de los hacendados cubanos
  • Disminuir el peso de la usura en los préstamos como vía de contribuir en la agricultura

Este programa, lo más adelantado para su época: contribuyó al despertar de los hacendados cubanos a la comprensión de las limitaciones del trabajo esclavo. Arango y Parreño fue más allá al comprender ese momento histórico en que el capitalismo emerge con fuerza en el escenario mundial.

Graduado de abogado en 1789, viaja por toda Europa y el Caribe, estudiando todo el sistema económico de avanzada y su posible aplicación en la Isla. Con este fin participa en la Fundación Económica de Amigos del País. A esta etapa llamada como Ilustración Reformista, lograba encender una chispa cuyo bregar daría frutos décadas más tarde.

En su obra se destacan, entre otras:

  • Máximas económicas – políticas sobre el comercio colonial
  • Informe al Rey sobre la condición de los esclavos en Cuba
  • Urgente necesidad de supresión del tráfico de esclavos de 1818

La llamada Generación del 92: el periodo de la Ilustración Reformista

Fue esta etapa, a partir de 1790, el surgimiento de una serie de grandes personajes que dado su pensamiento económico y sus limitaciones políticas que emergería con empuje avasallador el largo proceso de formación de la nacionalidad cubana. Dentro de estas figura como centro coordinador se destaca Francisco Arango y Parreño.

A pesar de sus posiciones esclavistas —sobre todo a sus inicios— y su oposición a la independencia, posición dada por su concepción limitada del concepto Patria, Arango y Parreño ganaba para sí, un puesto de gran importancia en el surgimiento de un nuevo pensamiento, alejado ya de las posiciones Colonia-Metrópolis.

Limitaciones de su pensamiento

En su proyección de cambios tecnológicos en la economía defendía los intereses de la nobleza de plantación, excluyendo al resto de las clases sociales.

Al proyectar una política de desarrollo hacia formas capitalista no tenía en cuenta el pobre nivel de desarrollo del país, lo que generaba serias contradicciones internas, que imposibilitaban tal ambicioso proyecto.

Su impronta en este quehacer también se puso de manifiesto en su notable aportes en los planes de estudio que regían en las escuelas de la Isla. Su programa redactado en 1825 fue un aporta al desarrollo de una nueva cultura que ya casi no tenía nada que ver con España.

La época y sus limitaciones enmarcarían toda su vida y su obra, y en ese contexto es que debe valorarse el quehacer de este gran hombre cuyo principal objetivo estuvo enmarcado en beneficiar a la clase a la cual pertenecía y era potadora de una nueva concepción del mundo. Este fue su mérito y su obra. Su camino despojó de hojarascas a un futuro que luego seguirían otros grandes hombres dentro de la historia de Cuba.

Francisco de Arango y Parreño moría el 21 de marzo de 1837. Dejando un importante legado a la historia de Cuba. Otros continuarían su obra.

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