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Periódico Cubano

Ni Día de Reyes, ni un juguete básico, no básico o dirigido

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Ni Día de Reyes, ni un juguete básico, no básico o dirigido

El 6 de julio de 1974 Fidel Castro decretó el fin del Día de Reyes y estableció que el Día del Niño sería en otra fecha y bajo otras reglas

Las tres categorías de juguetes que correspondían a un niño por la libreta de racionamiento familiar eran el básico, no básico y dirigido. (Foto: Compra venta Bejucal – Facebook y My Cuban Traumas)

La tradición del Día de Reyes es otra de las tantas cosas que nos quitaron en Cuba. No existe, como en el resto de los países hispanohablantes o en los tantos otros que han asumido esa tradición cultural, el hábito de celebración ni una memoria feliz alrededor de la fecha.

La Revolución, el Partido y Fidel Castro en un acto de manipulación horroroso decidieron acabar con esa tradición y que el Día del Niño, el permitido por ellos, tenía que cumplir otras reglas.

En un discurso pronunciado el 6 de julio de 1974 en el campamento de pioneros del Parque Lenin, Fidel Castro decretó el fin del Día de Reyes y manipuló a los niños reunidos allí para imponer su decisión de establecer una fecha distinta para celebrar el Día de los Niños en Cuba.

Les voy a explicar: antes, el Día de los Niños era el 6 de enero, ¿lo recuerdan? (Ya ahorita nos habremos olvidado de eso, eran tradiciones viejas) Pero no era la época de vacaciones, los niños estaban en clases; no era el mejor período del año para el Día de los Niños, y para los juguetes, para divertirse”, dijo Castro durante el encuentro.

“Entonces la Revolución tomó una decisión: Vamos a cambiar la fecha, vamos a ponerla en julio. ¿Pero qué día de julio? Dijimos: Bueno, como era el 6, vamos a ponerla el 6 de julio. ¿Pero saben lo que hemos descubierto? Que nos equivocamos al escoger la fecha. ¿Qué les parece? Y ustedes dirán que por qué. Les voy a explicar, a ver si ustedes me comprenden. Escogimos el 6 por tradición; hubiéramos podido escoger el 15, el 16, el 20, pero como se parecía a la otra fecha… ¿Pero qué ocurre? Que estas cosas no las tuvimos muy bien en cuenta: las clases empiezan el primer lunes de septiembre y se terminan los primeros días de julio; depende, unas veces el 5, otras el 4, otras el 6, depende del día de la semana.”

“Además la distribución de los juguetes empieza muchos días antes, como ustedes saben; y como ustedes saben, muchos muchachos enseguida agarran los juguetes en pleno período de clases, y de exámenes. ¡Fíjense ustedes! cuando más hay que estudiar, cuando hay que prestar más atención y concentrarse en el examen, porque si uno no se concentra en el examen, ya ustedes saben…!”, y así continuó el gobernante en un burdo ejercicio mayéutico donde condujo a los niños a que llegaran por sí mismos a la idea ya definida de que sería el tercer domingo de julio. Este extenso discurso es una clase magistral de manipulación política.

Ni Día de Reyes, ni un juguete básico, no básico o dirigido

Fidel Castro reunido con niños cubanos en el 6 de julio de 1974 en el campamento de pioneros del Parque Lenin. (Foto: Centro Fidel Castro Ruz – Sitio Fidel Soldado de las Ideas)

“… Pero estoy pensando ahora lo siguiente, porque siempre hay un problema. Si el primer domingo nos cae el día primero y el segundo domingo nos cae un día 8, y se nos acaban las clases un día 6, tenemos el mismo problema que ahora. ¿Cuál solución podría ser mejor? (EXCLAMACIONES DE: ¡El tercero!) ¡Ah!, ¿qué me están diciendo por ahí? Una cosa muy inteligente. iAh!, ¿el tercer domingo? (EXCLAMACIONES DE: ¡Sí!)… Pues, no hay problema. ¡Esa sí que es una buena solución! (APLAUSOS) ¡Cuando yo decía que estos muchachos son muy inteligentes!”.

Básico, no básico y dirigido

Por otro lado, la distribución de los juguetes que mencionaba Castro en su discurso alude a otro capítulo de la historia cubana que tiene mucha tela por donde cortar. Demasiadas anécdotas del básico, no básico y dirigido he escuchado y leído de gente mayor que yo; de cómo se dormía en las tiendas para tratar de alcanzar un cupo para los juguetes más bonitos.

Las tres categorías de juguetes que correspondían a un niño por la libreta de racionamiento familiar eran el básico, que era el juguete principal, como una muñeca o un par de patines; el no básico, que era algo menor, como una pelota o un juego de mesa como parchís o damas chinas; mientras que el dirigido ya era una cosa pequeña, como un juego de yakis, una suiza o unas canicas.

Primero había que hacer una cola enorme para llamar por teléfono, dar los datos y solicitar un turno para el sorteo. Luego, cuando te daban el bono, tenías un número que marcaba tu lugar en la fila para entrar a la tienda. Una vez dentro, entonces sabías si habías tenido suerte. Los juguetes eran vendidos en un periodo de 6 días y era por sorteo el día y el orden en que se otorgaba el derecho a ir a comprar esos juguetes. Las bicicletas eran un juguete inalcanzable, pues solo llegaba una bicicleta por tienda. Tendría tu familia que haber recibido el número uno del primer día de compra, para que pudieras tener una bicicleta. Las muñecas chinas, plásticas, eran algo más alcanzable, pero después del tercer día, no había mucha esperanza”, contaba Marilyn en su blog MyCubanTraumas.

En resumen: nunca, ni antes ni ahora, el Día de Reyes ha sido un festejo, sino un dolor de cabeza para padres y niños condenados en el país de la infelicidad.

Fuera de Cuba yo he visto hoy y otros 6 de enero, a gente pobre, muy pobre, con una caja de juguetes chinos en las manos, que costó lo mismo que cualquier bocado de comida. Porque hay opciones para todos los bolsillos.

Dentro de Cuba, yo he visto por las redes hoy  a muchos padres que han tenido que empeñar un riñón para poder improvisar una esquinita navideña rústica con un juguete y cuatro golosinas mal empacadas con cualquier recortico de papel sacado de abajo de algún colchón y compartir luego en sus historias de Facebook, con un suspiro de alivio, la felicidad de haber podido mantener otro año, al menos un rato, la ilusión y la alegría de sus hijos.

Incluso esos niños que han recibido algo modesto gracias a la alquimia de sus padres magos, son privilegiados, pues muchos otros niños hoy no tendrán nada, teniendo en cuenta que un paquete de 8 galleticas con crema cuesta 200 pesos cubanos.

Ni Día de Reyes, ni un juguete básico, no básico o dirigido

Para que se entienda: comprar a tres niños en mi casa SEIS confituras pequeñas y una lata de refresco costó 2800 pesos. Eso es más de lo que representa la jubilación de mi madre de un mes completo y casi la mitad del salario de un profesional como mi hermano.

No dejo de sufrir escuchando a mis amigas mamás, con cada juguete que veo aquí, con tanto que falta allá…y con la angustia y el malestar que hay detrás de cada padre/madre cubano que ha conseguido hacer magia para inventar algo ahí, lo más parecido a un Día de Reyes, aunque no haya ni fiesta, ni alegría, ni cena familiar con rosca como en muchos otros países, porque en Cuba hasta respirar cuesta caro.

Ojalá hubiese, al menos, en estos tiempos modernos, con todo lo anacrónico que resultaría, un juguete básico, uno no básico o uno dirigido para cada niño en Cuba. Pero no, la Revolución se revoluciona en el momento en que tenga que revolucionarse”, como diría el filósofo Díaz Canel, y en los últimos años ha encontrado mecanismos más eficientes como quitar las confituras de las vitrinas en las tiendas en MLC para que no se vean, volverlas a poner para el que pueda comprarlas las pague o sencillamente adherirse a la tradición original y dejárselo todo a los mismísimos, Gaspar, Melchor y Baltazar… que se ocupen ellos, si total, ya se sabe, Cuba es desde hace mucho un desierto donde impera la ley del sálvese quién pueda.

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