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Profesor explica por qué los grillos no pueden ser la causa del “Síndrome de La Habana”

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Profesor explica por qué los grillos no pueden ser la causa del “Síndrome de La Habana”

Tendrían que ser miles de ellos para alcanzar los 120 dB y llegar a provocar los síntomas que los afectados presentaron

Desde hace meses circula en Internet la tesis de que los “ataques sónicos” contra la Embajada de Estados Unidos en La Habana y los diplomáticos de Canadá fueron ocasionados por el cantar de grillos caribeños. Mi objetivo con esta carta a Periódico Cubano es explicar, de una manera simple y que puedan comprender todos los lectores, lo ridículo de la situación.

Alexander L. Stubbs y Fernando Montealegre, autores del estudio publicado por la agencia Associated Press, aseguran que, luego de examinar las grabaciones realizadas por el personal de la embajada, llegaron a la conclusión de que el espectro sonoro coincide con el canto de grillos, como el que emite el Anurogryllus celerinictus, también conocido con el nombre popular de grillo de cola corta de las Indias.

Tal información fue replicada por los medios oficialistas y diplomáticos del Gobierno cubano, sin objetividad alguna.

Sinceramente, no tengo conocimientos biológicos sobre el orden de los ortópteros —grillos, saltamontes, langostas, etc.— ni me atrevo a refutar la idea de que sean o no de unos grillos la grabación analizada; eso corresponde a los expertos de sonido. Cada zapatero, a sus zapatos.

Sin embargo, mis años de estudios de Física en la Universidad de La Habana y las décadas de enseñanza e investigación sí me permiten cuestionar el hecho de que el canto de un grillo pueda ocasionar los daños que recibieron los diplomáticos de EEUU y Canadá.

Si analizan la imagen que muestro a continuación, verán los diferentes niveles de ruido y algunos objetos o situaciones de la vida diaria donde pueden provocar un daño muy similar al que sufrieron las víctimas.

foto

Niveles y situaciones de ruido. (Foto incrustada con HTML © Firagran – Facebook)

Conociendo estos niveles de carácter universal, queda bien claro que a partir de los 80 decibelios (dB), el ruido puede ser molesto, pero no es hasta los 120 dB que se considera insoportable o perjudicial. En otras palabras, se necesita literalmente un concierto de rock para alcanzar esos niveles. Los grillos a los que aluden los científicos no suelen sobrepasar los 80 dB, lo que puede ser molesto al oído humano, pero no dañino.

Por otro lado, lo que Stubbs y Montealegre no explican —u omiten por conveniencia— es que “sumar fuentes sonoras” no es como sumar naranjas: donde si tienes tres naranjas y te regalan dos, el resultado final son cinco naranjas. Las fuentes sonoras no se suman como las naranjas; no es lineal, sino logarítmica, con fórmulas muy complejas que no viene al caso explicar aquí.

Por ejemplo, si tenemos dos grillos que emiten un sonido de 80 dB cada uno, la suma de esas dos fuentes no daría 160, sino 83 dB; es decir, no se suman las unidades al igual que las naranjas, sino que el resultado que se obtiene de la suma de las dos fuentes sonoras es un número solamente un poco mayor.

Si usan una calculadora para sumar decibelios (dB) (aquí les dejo una), ustedes mismos pueden comprobar que para alcanzar un total de 120 dB partiendo de fuentes de sonido que emiten 80 dB cada una, se necesitarían aproximadamente 10.321 fuentes. Esto demuestra cómo la suma de niveles de sonido en decibelios funciona de manera logarítmica y no lineal, requiriendo un número exponencialmente mayor de fuentes para alcanzar incrementos significativos en el nivel de presión sonora.

Literalmente, tendrían que ser miles de ellos para alcanzar los 120 dB y provocar los síntomas y daños que los afectados presentaron. Sabiendo esto, quedaría por comprobar la existencia de 10 mil grillos dentro de una oficina de la embajada americana o en una habitación del hotel Capri, para luego considerar a estos animalitos como causa de los ataques sónicos.

grillos canto decibeles

Tendrían que ser miles de grillos para alcanzar los 120 dB y llegar a provocar los síntomas como los que presentaron los afectados. (Foto © Periódico Cubano)

Todo esto, sin tener que demostrar que los sitios mencionados sean el hábitat ideal para la convivencia natural y masiva de los grillos, pero eso lo dejo a consideración de los biólogos.

No pretendo hacer de esto un debate absurdo sobre grillos, ni cuestionar el resultado de Stubbs y Montealegre con base a partir de las grabaciones y fuentes de sus estudios, que bien pueden estar trucadas. Solo quiero dejar bien claro que las leyes naturales de la física y la acústica son las mismas para todo el universo y no tienen partido político. La idea de culpar a un grillo no solo es ridícula, sino que es físicamente imposible.

Artículo originalmente publicado el 8 de enero de 2019 en Periódico Cubano bajo renuncia de responsabilidad: El autor del contenido es un profesor e investigador cubano de Física, que por razones políticas prefiere no publicar su nombre. La idea defendida no busca influir sobre ninguna entidad gubernamental, ONG, grupo o persona; solo analizar de forma objetiva los resultados de Stubbs y Montealegre. Los comentarios dejados por varios lectores y especialistas enriquecen el texto y recomendamos también leerlos.

6 Comments

6 Comments

  1. R. Alvarez R.

    10 enero, 2019 - 7:11 AM at 7:11 AM

    Ciertamente son varios los factores a tener en cuenta y esto está comenzando ahora. Entonces sugiero que lo único claro es que nada está claro aún. Entonces nada de culpados por ahora: ni a la mentira, ni a la verdad, menos aún a los grillos. Gracias por su atención

  2. R. Alvarez R.

    9 enero, 2019 - 6:08 AM at 6:08 AM

    Hola, soy físico también y el artículo me parece no está completo. En él solamente se analizan valores del ruido en decibeles y no se tiene en cuenta la frecuencia en que se emite ese ruido. Intentaré explicar con una simple comparación con la luz. La luz, al igual que el sonido, es una onda y tiene una determinada frecuencia. La emisión ultravioleta de luz (como también los rayos X, que es también radiación electromagnética) no es vista por el ojo humano, podemos creer que no hay en un dado lugar y sin embargo estar expuestos a ella y recibir el daño que sabemos que ella ocasiona. Al igual que la luz, el sonido también pueda estar siendo emitido en una frecuencia no perceptible por el oído humano (cero decibeles de ruido) y sin embargo tener una frecuencia (no se cuál es la frecuencia de emisión de estos tales grillos) que puede causar algún tipo de daño al organismo humano. El artículo, que ciertamente pudo ser preparado para la población menos familiarizada con las leyes de la física, no es completo en ese sentido.

    • EL AUTOR

      10 enero, 2019 - 3:47 AM at 3:47 AM

      Hola Alvarez. Gracias por tu comentario y muy correcta tu observación.
      No incorporé la frecuencia en mi análisis porque partí de la grabación que se publicó. Donde asumí que la frecuencia en la que se trasmitía era perceptible por el oído humano y por creer al igual que usted, que esa magnitud haría más díficil entender el fenómeno a lectores no familiarizados con las ondas.
      Tampoco recurrí a la temperatura, que increíblemente se puede medir a partir del canto de un grillo, porque sentí que me salía del la física y para analizar algo que ya sería tema de estudio de los biologos.
      En fin, el tema es tan amplio que parece mentira que todo este debate sea por un grillo.
      Saludos colega, valida su observación

      • Nerst

        13 enero, 2019 - 5:21 PM at 5:21 PM

        Hola, tambien soy fisico.
        Muy bien su analisis de frecuencias, pero olvidan la amplitud. El sonido puede tener la frecuencia que quiera, pero para entrar a una oficina, debe atravezar medios como el aire, paredes de cemento, etc. que varian la amplitud y tambien la relacion de dispersion que incluye a la frecuencia. Como bien plantea EL AUTOR, resulta realmente una burrada pensar que dentro de las oficinas o dentro de las habitaciones del Capri, hayan decenas de grillos de ese tipo. Pero lo mas absurdo y ridiculo de esta «explicacion» que brinda el gobierno, es que casualmente tanto la Embajada Americana como la Canadiense en La Habana, estan rodeadas por otras casas de familias cubanas y ninguna de ellas se ha quejado de los mismos problemas auditivos que los diplomaticos.

        • EL AUTOR

          13 enero, 2019 - 8:57 PM at 8:57 PM

          Correcto Nerst.
          La amplitud también cuenta. Otras magnitudes como la distancia entre el afectado y el/los «grillos» o el tiempo de exposición a las ondas también fueron pasadas por alto pero no dejadas de reconocer ya que generaría tantas variantes y teorías que volverían loco a los lectores.
          Pero todos llegamos a la misma conclusión de que los únicos verdaderamente inocentes son los grillos.

  3. JORGE

    8 enero, 2019 - 2:18 PM at 2:18 PM

    MUY BUEN ARTICULO,MUY CLARO Y CONVINCENTE,UNA PERSONA COMUN Y COORIENTE LO PUEDE ENTENDER,ME IMAGINO QUE ESTE ARTICULO HAGA CAER MUCHAS TAPONES DE LOS OIDOS QUE NO QUIEREN ESCUCHAR,,,,AHORA A LO MEJOR LA COJEN CON LOS POBRES GRILLOS ASESINOS,HACE FALTA UN CULPABLE

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