NOTICIAS DE CUBA
A 28 años de la masacre del remolcador 13 de Marzo en La Habana
Las evidencias son contundentes para poner tras las rejas a los culpables del crimen cometido
Han pasado cinco lustros y más de este genocidio, donde murió una buena parte de mi familia. Sin embargo, siguen gozando de total impunidad los criminales como Raúl Castro, general de Ejército y ministro de las FAR en 1994, quien por la anuencia de su comandante en jefe Fidel Castro y acatando el conducto reglamentario, ordenó al general de División Senén Casas Regueiros (1934 – 1996) el hundimiento del navío.
Castro sigue vivo y aunque por su retiro no goza de la inmunidad diplomática como jefe de gobierno, pesan sobre sus hombros este y otros crímenes de lesa humanidad. Con todo y eso ninguna agencia de captura lo husmea ni le importa su cruel ejecutoria. Ahora disfruta del sosiego en Santiago de Cuba, donde acaba de construir un búnker de descanso.
Supuestamente otras prioridades o el burocratismo mantienen la guardia baja a los tribunales americanos u otras cortes internacionales. ¿Acaso no hay la debida competencia territorial? ¿Acaso no se ha encontrado un rival que, en materia de derecho, ponga contra las cuerdas al régimen de La Habana por el triste saldo de 37 muertos (10 niños incluidos) y 31 sobrevivientes de la injusticia?
Gracias a Dios conservo algo de resistencia para continuar llevando esta pesada cruz y si todo es en vano, ella misma acaba clavándome en el hueco de mi sepulcro. Estas son mis alternativas frente a la inmovilidad de los organismos encargados de dirimir el caso. Y por solo citar dos demandas: la abierta en la OEA desde el año 1996 y la interpuesta en el Palacio de Justicia en Bélgica en el año 2001, en ambas peticiones nada serio se ha conseguido.
Abrigo muchas esperanzas en las acciones más recientes de Justice Cuba, con su líder René Bolio al frente, y su tropa aguerrida de magistrados internacionales. Estos valientes hombres ahora nos representan y confío en que obtendrán la condena esperada.
Mientras tanto, vuelvo a mis pasos con mayor denuedo; como el duendecillo de siempre, el alegato bajo el brazo listo a ganar el pleito. Las evidencias son contundentes para poner tras las rejas a los culpables de un crimen cometido a espaldas del Cristo de La Habana.
Hay que ganarle tiempo al tiempo porque corremos riesgos de que el régimen se sienta libre de continuar cometiendo abusos y ganando nuevas víctimas. A tanta demora es muy probable que nos quedemos sin testigos y culpables del proceso acusatorio. La muerte acecha, bien sea por vejez u otras causas.
¿Cuánto más hay que insistir para que mi cruzada avive sus ecos en las salas del Tribunal Internacional de La Haya en Holanda? Qué falta para sentar en el banquillo de los acusados a estos criminales que vistieron de luto a numerosas familias cubanas y mataron a la mía hace 26 años.
Jorge A. García (Escritor y poeta)
Listado de los fallecidos en el remolcador 13 de marzo
